Arturo López Levy*
El tema peor manejado en las relaciones Cuba-EEUU durante los primeros periodos presidenciales de Barack Obama y Raúl Castro ha sido la detención del subcontratista de la Agencia estadounidense para el desarrollo internacional (USAID) Alan Gross. Este norteamericano cumple una sentencia de quince años a partir de su arresto en Cuba el 3 de Diciembre de 2009, y luego juzgado por actos contra la independencia o la integridad del estado cubano. Evadiendo el primer requerimiento de una postura pragmática, “reconocer los hechos”, la Administración Obama ha creado su propia ficción en contradicción hasta con sus propios documentos[1], ahora disponibles al público.
Gross no es un espía sino un experto en comunicación que fue a Cuba como un agente extranjero no registrado. Su misión era crear una red inalámbrica de acceso a internet por satélite, basado en centros comunitarios judíos, evadiendo la detección por parte del gobierno cubano.
El programa de la USAID fue aprobado bajo la sección 109 de la ley Helms-Burton, que al decir de su autor, el senador Jesse Helms, fija el embargo contra Cuba (incluida la prohibición de vender equipos de computación) como la ley de EEUU.
Las acciones de Gross fueron secretas. Su programa nunca obtuvo el consentimiento informado de la comunidad judía cubana, que siempre se ha opuesto a la politización de las congregaciones de fe como instrumentos de subversión. Alan Gross no es un experto en Cuba y ni siquiera habla español. Le encanta la música cubana pero eso no califica a nadie para la misión encubierta que le asignó Development Alternatives Initiatives, a nombre de la USAID.
Todo eso es bien conocido pero la USAID insiste que Gross estaba en Cuba solo haciendo trabajo humanitario. El Departamento de Estado insiste que la comunidad internacional malinterpreta la ley Helms-Burton; que no viola la soberanía cubana. El problema de las relaciones con Cuba parece más de psiquiatría que de política. La sociedad civil cubana, los grupos religiosos y hasta los disidentes que critican el embargo no se percatan que la ley Helms-Burton existe para ayudarlos.
Un documento recientemente desclasificado del equipo de la USAID[2] asociado al trabajo de Gross revela un patrón consistente de desinformación. El programa recomienda a Babalu Blog, un sitio web irrelevante, manejado por defensores rabiosos del embargo, como la primera fuente de información sobre Cuba. Babalu blog no se focaliza en estudiar Cuba sino en propagar insultos contra el presidente Obama y cualquiera que no concuerde con el macartismo de los escritores de Babalu Blog. Según uno de sus artículos menos ofensivos, Obama es un “tirano marxista”, en la tradición de Stalin, Mao y Fidel Castro[3]. El mero recomendar a Babalu Blog como fuente de estudio es razón suficiente para congelar el programa hasta tanto no se garantice un mínimo de supervisión adulta.
Hacia una política pragmática:
Solo en el planeta Babalu, la política de embargo no tiene responsabilidad moral por el encarcelamiento de Alan Gross. Si alguien quiere saber por qué la Habana se opone a la creación por la USAID de redes fuera de su monitoreo debe leer el libro de David Sanger Confront and Conceal: Obama’s Secret War and Surprising Use of American Power. “Olympic Games” fue el código para Stuxnet, un virus informático, que causó severos daños al programa nuclear secreto iraní. Según Sanger, fue el “ataque cibernético más complejo y sofisticado que Estados Unidos haya lanzado”.
¿Deben los participantes en los programas de la USAID en Cuba preocuparse por eso? Si los funcionarios cubanos no leyeran los periódicos capitalistas no sería necesario. El problema es que los leen. Hay analistas del gobierno cubano que siguen la prensa estadounidense y alertan a sus superiores sobre potenciales amenazas a la seguridad nacional cubana. Aunque el libro de Sanger fue publicado después del arresto de Gross, en Cuba los análisis sobre el uso de las nuevas tecnologías como arma están en el orden del día.
Pero Cuba no es Irán. La Habana no tiene un programa nuclear y todo el que en Washington no se “informa” con Babalu Blog sabe que la designación de Cuba como país terrorista es una farsa. El uso del gusano cibernético Stuxnet contra Irán está justificado. La Republica Islámica ha mentido a la organización internacional de la energía atómica. Su programa nuclear es una amenaza existencial a Israel y desestabilizaría el balance de poder en el golfo afectando la relación estadounidense con sus aliados petroleros de la zona. ¿Por qué EE.UU usaría algo así contra Cuba?
Un enfoque pragmático requiere comprender las percepciones del gobierno cubano. Los Castro no han mantenido el poder sin estudiar el tratamiento estadounidense a Cuba por décadas. Sucede que los documentos desclasificados por EEUU revelan que varias veces los esfuerzos para derrocar el gobierno de Cuba han sido más sofisticados que lo que la propia propaganda comunista denunció. Todo ha estado sobre la mesa, incluido usar a la mafia para matar a Fidel Castro. El Departamento de Estado puede considerar pacifico el programa Cuba de la USAID, pero esperar que Cuba se acomode a sus designios de cambio de régimen no es realista.
La demanda de que Cuba libere a Alan Gross unilateralmente hace lucir amateur a la diplomacia estadounidense. Es cierto que el Grupo de Naciones Unidas sobre detenciones arbitrarias ha instado a liberar a Alan Gross argumentando que no recibió un juicio justo, pero eso mismo dijo sobre los cinco agentes cubanos arrestados en Florida y EEUU no acató la decisión. Incluso si Washington considera irracional la negociación de la liberación de Gross a cambio de la de los cinco agentes cubanos, no tiene sentido paralizar el mejoramiento de relaciones en otras áreas. Obama no debe desperdiciar con expectativas irracionales la flexibilidad derivada de su segundo mandato para mejorar las relaciones con Cuba y la región latinoamericana. Incidentalmente, una mejoría general de las relaciones mejorara también las probabilidades de que Gross sea liberado.
Una característica central del pragmatismo es el análisis de cada reto en sus meritos sin litigar de nuevo las batallas del pasado. La estrategia norteamericana de cambio de régimen hacia Cuba es una pérdida de tiempo y oportunidades. Ignora que al no estar Fidel Castro al timón, el régimen ya se está adaptando a nuevas condiciones y cambiará más cuando pronto pase la generación de los revolucionarios históricos. Transitar cuanto antes hacia una política integral de intercambio[4] sirve a los intereses de EEUU, a los de Cuba y todo el hemisferio occidental, y seguro a los de Alan Gross. (Tomado de Infolatam)
Notas:
[1] http://alongthemalecon.blogspot.com/2013/01/secrecy-politics-at-heart-of-cuba.html[2] http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB411/docs/grossdaiaidmeeting2008.pdf
[3] http://babalublog.com/2013/01/17/children-of-the-revolution/[4] http://www.huffingtonpost.com/ricardo-herrero/getting-serious-about-ala_b_2370767.html
(*) Conferencista y profesor de las universidades de Denver y Colorado, especializado en la política norteamericana hacia Cuba y Latinoamérica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario