M. H. Lagarde*
La bloguera mercenaria escribió hoy en su twitter que había sostenido una conferencia de prensa y que todo le había salido de maravilla. La maravilla para, quien un día antes había asegurado y perjurado a un grupo de activistas revolucionarios brasileños que ella estaba en contra del bloqueo a Cuba, fue posar ante la prensa nada menos que como vocera del gobierno de Estados Unidos.
Según un cable de ANSA la bloguera, quien considera un insulto que se le llame agente de la CIA, "puso como prioridad que el gobierno cubano "cumpla con requisitos necesarios" para establecer relaciones con Estados Unidos, que mantiene un embargo económico a La Habana desde 1962".
"En general, veo en toda América Latina un cierto silencio, una cierta distancia del tema de los derechos humanos en relación a Cuba. Lo hacen para no incomodar al presidente Raúl Castro y tratar de integrarlo, entonces no hablan sobre las violaciones de derechos humanos que se cometen en Cuba", dijo al diario O Estado de Sao Paulo.
"Eso de no hablar de los derechos humanos no es una buena política -prosiguió- porque al final se olvida que el pueblo debe ser el centro de la diplomacia, soy partidaria de la diplomacia popular".
La multipremiada bloguera debe haber sido nombrada por Kerry en algún nuevo cargo del Departamento de Estado. ¿Cómo puede la pobre, simple y perseguida bloguera de La Habana, que según ella nada tiene que ver con Langley, hablar con tanta autoridad de la política de Washington hacia Cuba?
Según la nueva miembro de diplomacia "popular", a quien en La Habana la conocen en la SINA, pero no en la esquina de su casa: "para reestablecer relaciones con Estados Unidos, Cuba debe optar por un modelo de democracia exigido por Washington y otros países".
"Lo que ocurre es que en esa normalización de relaciones no se puede olvidar el tema de los derechos humanos. No se puede dejar de lado una serie de requisitos necesarios que Cuba debe cumplir para poder establecer relaciones no apenas con Estados Unidos, sino también con otros países", afirmó.
Tras semejante discurso cualquiera diría que Yoani Sánchez es más plattista que Platt, o sea, el senador Orville H. Platt, cuyo nombre sirvió para bautizar a la Enmienda que, a principios del siglo XX, convirtió a Cuba en una neocolonia de Estados Unidos. Pero no es el caso, la bloguera mercenaria cubana lo más seguro es que no tenga la menor idea de quién fue el senador de Connecticut.
A los nuevos anexionistas de la Isla, clásicos vividores cubanos acogidos al cuentapropismo de la USAID, más que Platt lo único que les interesa es la Plata.
(*) Editor del blog Cambios en Cuba, de donde fue tomado este post.
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