Hace poco más de un año y dos meses, Fanal Cubano se hizo eco de declaraciones que ofreciera en diciembre de 2011 al programa La tarde se mueve, el Dr. Carlos Alzugaray, profesor de la Universidad de La Habana, sobre el alcance de la todavía rumorada pero no anunciada de manera oficial, reforma migratoria en Cuba.
"La reforma migratoria va a sorprender; va a ser profunda y riesgosa", dijo entonces el catedrático. Desde el 14 de enero del año en curso entraron en vigor las medidas, con un alcance que incluso excedió expectativas contenidas en aquella entrevista.
No se equivocó Alzugaray en sus apreciaciones, y ojalá tampoco yerre en las más recientes ofrecidas en exclusiva al sitio digital Actualidad RT, de la cadena Russia Today, acerca del alcance e impacto de la decisión del gobierno cubano sobre un tema tan sensible como el del trasfondo asesino de la Ley de Ajuste Cubano (CAA por las siglas en inglés de Cuban Adjustment Act).
Estados Unidos, donde reside la mayor comunidad cubana en el exterior, sigue manteniendo la misma política hacia La Habana frente a los cambios introducidos por Raúl Castro. Los visados son limitados y el proceso requiere un estricto examen de los solicitantes, mientras que la famosa ley de ‘pies secos-pies mojados’ continúa incitando a la migración ilegal desde Cuba a la nación estadounidense, asegura el analista.
Los expertos afirman que tras la reforma migratoria en la isla esta medida política estadounidense hacia Cuba pierde su sentido inicial, que era difamar al Gobierno, y podría ser eliminada en un futuro próximo.
Opina Alzugaray que quienes se mantienen empecinados son “Los sectores más de derecha en la comunidad cubanoamericana, que cada vez son menores, que cada vez tienen menos influencia (…). Yo pienso, repito, que en el largo plazo la ley desaparecerá”, dijo.
Después de que el Gobierno cubano flexibilizara la política migratoria del país, los cubanos se han dado cuenta de que obtener el pasaporte es solo el inicio de los complicados preparativos para el viaje al extranjero.
Durante más de cinco décadas los cubanos estaban seguros de que el único obstáculo que les impedía viajar era el permiso de salida que tenían que obtener de las autoridades. Pero incluso ahora, tras la abolición de la llamada ‘carta blanca’, muchos ciudadanos de Cuba no consiguen realizar el anhelado proyecto. La mayoría de los Estados exige un visado, cuya obtención es larga y costosa. Además, las embajadas demandan a los viajeros una larga lista de documentos que demuestren su solvencia financiera.
“La política migratoria cubana, que tuvo su razón de ser en algún momento por protección a la seguridad nacional, era utilizada contra Cuba como argumento: ‘No es un país libre, no hay libertad, etc., etc.’, ahora ese argumento se cayó. Los cubanos que creían que el principal obstáculo para viajar era el Gobierno cubano ahora se han dado cuenta de que es la posición hipócrita de estos países”, explica el analista político.
Apenas un mes después de entrar en vigor la reforma migratoria en Cuba, un influyente diario estadounidense lanzó la primera señal de duda sobre la pertinencia de sostener el engendro legal que concede privilegios a los cubanos por sobre el resto de los inmigrantes.
En un editorial del sábado 16 de febrero, el diario Chicago Tribune consideró que la CAA -establecida en 1966- se ha convertido en un asunto delicado en medio de la ley de inmigración que trata de aprobar el Congreso, y sugirió que deben aplicarse a los cubanos las mismas reglas que pesan sobre los inmigrantes económicos procedentes de otros países.
El artículo advierte que será difícil a partir de ahora argumentar que los cubanos necesitan consideraciones especiales que normalmente se reservan para las víctimas de la represión política, cuando ya es un hecho que pueden entrar y salir libremente de su país.
Como alega Alzugaray a Russia Today, estas iniciativas eran muy esperadas en la Isla, donde los principales motivos para viajar varían, desde el deseo de conocer mundo hasta la reunificación familiar o la búsqueda de mejoras económicas.
Si hay duda, el editorial de Chicago Tribune es la mejor y más clara prueba del tácito reconocimiento al carácter mayoritariamente económico y afectivo de la emigración cubana.
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