Mientras por acá levantamos cotos y coartamos la introducción del cine en tres dimensiones, naciones de nuestro hemisferio andan ya tras el espectáculo que involucra una cuarta oferta, la del tiempo virtual, un espacio que al oido del cubano suena lejos y a película de ciencia ficción en strike.
Pudiera alguien pensar que bromeo a propósito de las prohibiciones dictadas en la Isla contra la legalización de salas 3D después del rocambolesco proceso de p'alante y finalmente p'atrás en que desembocó el asunto, pero no, se trata ni más ni menos de la noticia de la apertura en esta parte del mundo del cine en cuarta dimensión (4D), que por ejemplo, llegará a Colombia el próximo 12 de diciembre con el estreno en Bogotá de la primera sala de su tipo en aquel país.
Según el diario La Tarde, ese espacio será uno de otros que vendrán en camino en 2014 y permitirá disfrutar de espectaculares efectos que harán del séptimo arte una experiencia mucho más real.
La tecnología 4D "permitirá que el espectador se sienta como en un parque de diversiones y se divierta como nunca", expresó Luis Villavicencio, representante de Cinépolis Internacional, la compañía que llevó a Colombia el producto.
El cine 4D involucra al espectador aún más en la experiencia de vivir la historia de la película, pues las sillas se mueven de manera sincronizada con las imágenes en pantalla, mientras se producen efectos reales de agua, viento, luz, niebla y esencias que caracterizan a este tipo de sala.
El concepto 4D hace referencia a cuatro dimensiones, que significa que además de las cualidades del espacio, que son largo, ancho y profundidad (3D, como comúnmente se le conoce), también cuenta con la cualidad de la cuarta dimensión, que es el tiempo. Esto quiere decir que el objeto se encuentra en un espacio y en un tiempo real (tiempo virtual).
“Son desarrollos innovadores que también hemos llevado a países como México, Perú, Brasil, India y en el 2014 estaremos llevando a Panamá y Estados Unidos”, destacó Villavicencio.
Uno de los primeros cineastas en probar suerte con este tipo de audiovisual fue el estadounidense Robert Rodríguez en la cuarta parte de Spy Kids, en 2011, realizada en 4D y con tecnología Aromascope.
Para cerrar, tomo prestado este párrafo de la carta de apoyo que enviara el crítico de cine Gustavo Arcos al escritor Víctor Fowler sobre sus consideraciones en torno a la proscripción de las salas 3D a cuenta y riesgo del sector no estatal: "Más allá de argumentos legales o de interpretaciones sobre el ejercicio de la actividad privada en el país, estoy seguro que aquí se halla la mano del dogmatismo, del necio con poder, que sigue viviendo en una dimensión primaria, cuando el mundo, ya va llegando a la cuarta".
Me tomo entonces la licencia de corregir al especialista: "ya va llegando...", no. Ya la tenemos ante nuestras narices.
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