Cuna de mis ancestros por vía paterna, de donde provienen las ramas Aguirre y Benítez de mi abuela Sofía, y también la Villafaña del abuelo José, sentimientos de nostalgia me unen a la existencia de la Trinidad de Cuba, la Santísima y bendita Trinidad que por estos días (de manera oficial y por acuerdo gubernamental este domingo) cumple su primer medio milenio.
No existen documentos que permitan datar con exactitud la fecha de fundación de la Santísima Trinidad, tercera de las villas fundadas en Cuba por el adelantado Diego Velázquez de Cuellar, aunque existe certeza de que ocurrió en un enero distante, 500 años atrás.
En su IV sesión ordinaria del cuarto período de mandato, el 2 de julio de 1996, la Asamblea Municipal del Poder Popular de Trinidad acordó, a propuesta del entonces Historiador Oficial de la Ciudad, Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara, conmemorar el onomástico cada segundo domingo de enero.
Por su extraordinario valor, reproduzco el documento, que encontré en un estudio de Orlando Martínez Rodríguez y Teresa Turiño López, profesores de la Filial Universitaria de Trinidad, publicado por el No. 4 de 2011 de la revista Contribuciones a las Ciencias Sociales. Según la referida monografía, el texto original del acuerdo sobre cuándo conmemorar la fundación de la entonces Villa de La Santísima Trinidad, obra en los archivos del Museo Municipal de Historia y dice:
“El viernes 23 de diciembre de 1513 arribó Diego Velázquez de Cuéllar a la ría del Guaurabo en camino hacia Jagua en donde estaba previsto fundar la villa de La Trinidad, tercera fundación cubana.
Por insistencia del cacique del pueblo llamado Manzanilla, ubicado en donde existe Trinidad actualmente, Velázquez cambió de planes y se quedó en Manzanilla en donde oyó la misa de Navidad el 25 de diciembre, bajo un jigue que estaba al centro del batey de Manzanilla, oficiada dicha misa por Fray Juan de Tesín, franciscano que venía como capellán de Velázquez.
Velázquez hizo venir de Jagua a los que lo esperaban allí y habían sido prisioneros de los indios en Matanzas, con los que se entrevistó en Manzanilla.
Pasado el fin de año, Velázquez se trasladó a Jagua, se asentó en un cayo de la bahía al que llamó Sanlúcar y mandó reconocer los alrededores para escoger el sitio de la fundación de La Trinidad, que al fin fundó en las márgenes del río Arimao, al que encontraron muy bueno para hacer dicha fundación.
Velázquez, que es el único que relata sus propios hechos no da en la carta que escribió a la corona el 1ro de abril de 1514, información de qué día fue la fundación de La Trinidad. Hay que presumir que durante la primera quincena del mes de enero.
Por el propio Velázquez sabemos que el 10 de febrero ya estaba fundada la tercera villa.
Por todo lo anterior, Trinidad no tiene información de la fecha de su fundación, por lo que propongo a la Asamblea Municipal del Poder Popular en el Municipio, fijar como fecha de conmemoración de dicha fundación, el segundo domingo de enero del próximo año y que así quede establecido para el futuro.
La propuesta del segundo domingo está basada en que el primer domingo de enero de 1514 fue el primer día del año y el segundo domingo lo fue el día 8, fecha más aproximada a la que debió ser la fundación. También he tenido en cuenta escoger el domingo por ser un día feriado y no interferir cualquier día laborable con la festividad de dicha conmemoración
Firmado por:
Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara
Historiador Oficial de la Ciudad.
Vayan entonces mis votos de felicitación para Trinidad, asiento de aquellas gentes aportadoras de los rastros de parte del ADN originario que ahora corre por mis venas, razón tal vez explicativa de esa suerte de estremecimiento que me provoca visitarla y caminar sus empedradas calles.
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