Todos hablan de los precios, los exorbitantes precios de salida a la venta de los autos nuevos y de uso, iniciada este viernes 3 de enero en Cuba, al amparo de la documentación contenida en el No. 46 de la Gaceta Oficial Extraordinaria, de 31 de diciembre de 2013. Tal fue la comidilla del día, el boom de titulares en sitios analógicos y digitales, bitácoras personales (blogs), noticieros radiales y de TV.
Mas casi nadie hace referencia al estado de decepción que provocaron entre gentes de bien, en su mayoría profesionales de la Salud, del Deporte, atletas y personal calificado de otras ramas, las dos disposiciones generales recogidas en el Capítulo IX del Decreto No. 320 del Consejo de Ministros, titulado Del fondo para el desarrollo del transporte público.
La primera de ellas es bien clara: "Dejar sin efecto las autorizaciones emitidas para la compra de vehículos de motor por las personas naturales en entidades comercializadoras".
Y la segunda le pone la tapa al pomo: "Las personas naturales que poseen cartas de autorización emitidas por el Ministro del Transporte, tienen prioridad para la adquisición de vehículos de motor en las entidades comercializadoras a los precios minoristas que se establezcan, según el procedimiento vigente".
Unos meses antes de que comenzaran a rodar los primeros rumores sobre el hecho consumado este viernes, léase venta de autos nuevos y de uso, circuló en Internet y también en el entorno de comunicación informal vía memorias flash y cuanto dispositivo de descarga uno imagine, el texto titulado Carta para comprarme un carro, atribuido a uno de nuestros mejores humoristas de la actualidad, Luis Silva (Pánfilo), en el cual el inefable personaje invita a todos sus amigos en Facebook a celebrar el primer cumpleaños de su carta para comprarse un carro, documento que según Pánfilo es lo más importante: "Ya con la carta en la mano, eres otra persona, estás más tranquilo. Sabes que un día vas a tener un carro".
Cuesta creerlo, pero por vez primera, en muchas de sus predicciones medio en broma, medio en serio, Luis Silva le hizo swing sin éxito a una bola por el suelo. Yerró, él que pocas veces se equivoca en sus vaticinios sobre tal o mas cual tema.
Para decepción suya, Pánfilo pudo, cuando más, festejar el primero, sólo uno de los años de su carta, que ya no podrá llegar ni al año y medio. Apenas vivió uno y par de meses para contar la historia porque la carta se fue por el tragante de los asuntos incomprensibles.
Lo que sigue a continuación fue más o menos lo que dije, tal vez no con las vocablos exactos pero sí con el mismo deseo de exponer mi criterio, ante los micrófonos del programa Con palabra propia, que emite cada viernes la emisora Radio Ciudad del Mar entre las 7:15 y las 8:00 p.m. Dejo el testimonio:
No me parece lógico, ni racional, que paguen los mismos platos rotos justos y pecadores vinculados al tema de las cartas de autorización para la venta de autos.
Los que lucraron con ellas, porque las vendieron, lo hicieron y no pasó nada. A mi modo de ver pienso que muchos de ellos sus razones bien fundadas tendrían, pues a lo mejor les era de mayor prioridad comprarse una vivienda u otro bien, y la carta fue la solución a la mano.
Están, del otro lado, los que compraron (sé de casos de los llamados “macetas” que adquirieron hasta tres) y esperaban el turno de los titulares para negociar y ahora se quedaron “colgados de la brocha”. Esos, pues que encaren las consecuencias de lo que significa enrolarse en un tejemaneje ilegal, aunque de seguro no faltarán desaguisados y rollos buscando y exigiendo que quien vendió devuelva el dinero.
No entiendo lógico que se le aplique a rajatabla la disposición a los que aguardaban el momento de adquirir un bien por el que debieron hacer sacrificios, como los que entraña dejar la tierra de uno para acudir en auxilio de otros más necesitados, alejarse de la familia y hasta incluso poner en riesgo la vida lejos de los suyos.
Si como hace unos días expresó nuestro Presidente el único compromiso de esta Revolución (que fue, es y será de los humildes, por los humildes y para los humildes) es con el pueblo, el tratamiento adecuado con estas personas honestas, amparadas por un documento que hasta ayer como se dice tuvo validez y fuerza legal, pues además de otorgarles prioridad el día del inicio de la venta debía ser el de concederles el reconocimiento por el cual se hicieron acreedores de la codiciada carta.
No es justo que ahora se les cobre a estas personas el mismo precio que al resto de los adquirentes, donde aparecen desde el remesero, el negociante que hizo agostos a costa del robo por descontrol, hasta el campesino que con su sudor y esfuerzos en el surco acumuló tal fortuna para adquirir lícitamente un auto nuevo o de uso.
Tal vez ya sea demasiado tarde para ello, mas la dirección del país debería repensar la decisión, porque errar es de humanos, pero rectificar es de sabios.
Creo, y esta es mi modesta opinión, que esta vez los oídos estuvieron bien distantes del palpitar de la tierra, contraviniendo esa sana práctica a la que también en más de una oportunidad nos ha convocado Raúl.
Excelente la info contenida en este artículo.
ResponderEliminarCordiales saludos
Mario