Decisiones difíciles (Hard Choices en el original en inglés), es el título del nuevo libro biográfico de la desde 2009 hasta enero del año pasado 67ª secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, convertida por obra del anuncio de la próxima salida de sus memorias, en vedette de turno este viernes 6 de junio...
Y a qué tanta alharaca, se preguntarán. Pues todo viene a cuento porque en uno de los capítulos del tomo, que está siendo sometido a la lupa rigurosa de los medios estadounidenses que han tenido acceso a extractos del libro, la también ex primera dama de 1993 a 2001 dijo que en el ejercicio de sus funciones como miembro del equipo gubernamental durante el primer mandato de la actual administración, exhortó al presidente Barack Obama a que levantara o relajara el embargo contra Cuba porque ya no era conveniente para Estados Unidos ni fomentaba el cambio en la Isla.
Clinton escribe que el embargo le ha dado a los líderes cubanos una excusa para no poner en marcha reformas democráticas.
"Desde 1960, los Estados Unidos habían mantenido un embargo contra la isla con la esperanza de sacar a Castro del poder, pero sólo logró darle alguien a quien culpar por los problemas económicos de Cuba", escribió.
Así y todo, no faltan ingenuos que ya andan proclamando las virtudes de la "buena samaritana", pero basta una lectura sucinta para darse cuenta del verdadero objetivo de la señora Clinton: servir a los intereses agresivos e imperiales de Washignton, tanto como lo hizo su esposo, firmante de leyes que endurecieron el bloqueo y hasta lo dotaron de ilegal alcance extraterritorial, o como hoy hacen otros personajes de la antidemocracia en cartas y peticiones al inquilino de la White House, inquietos porque ven pasar las oportunidades de un negocio mondo y lirondo.
No se trata de una preocupación real por el sufrimiento que el bloqueo le provoca al pueblo cubano, sino, ante el fracaso del llamado “embargo”, buscar otra forma, una suerte de plan B, para derrocar a la Revolución cubana.
Como era de esperar, en Miami, asiento de la más rancia ultradedercha anticubana, aparecieron de inmediato las airadas reacciones de algunos de los cavernícolas de siempre.
Uno de ellos, el senador republicano Marco Rubio, se declaró escandalizado y calificó de"asombroso" que Hillary Clinton recomendara al presidente estadounidense Barack Obama que pusiera fin al largo bloqueo económico a Cuba.
"Ahora vemos hasta dónde llegó la secretaria Clinton para minar a los defensores de la democracia en Cuba al intentar ayudar a que el régimen de Castro se hiciera con más dólares con los que continuar su represión", señaló Rubio.
Mientras, la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen se limitó a comentar el asunto en su cuenta de Twitter con un ríspido: "Ninguna sorpresa aquí", en referencia al contenido de las memorias de la ex primera dama.
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