Eliminar la dualidad monetaria y cambiaria, una de las medidas más complejas de la actualización de nuestro modelo de desarrollo, implica también un ordenamiento en el sector financiero que ponga fin a las distorsiones en la medición y registro de los hechos económicos
Ledys Camacho Casado
Desde la academia, pero con los pies y el corazón en la cotidianidad del país, la joven profesora e investigadora del Centro de Estudios de la Economía Cubana, Jessica León Mundul, hizo un balance del proceso de unificación monetaria y cambiaria que de forma gradual se implementa en la Mayor de las Antillas.
En entrevista con el semanario OPCIONES, la especialista desentrañó las madejas de un esquema monetario dual que por casi 20 años ha dominado al escenario financiero en la Isla en diferentes etapas, y que, ante nuevas coyunturas, impone respuestas pero, sobre todo, soluciones a tantas distorsiones que atentan contra la urgida eficiencia económica.
El rumbo está trazado, la renovación del modelo de desarrollo avanza con el viento en popa.
Recordó que el país adoptó el saneamiento financiero y fiscal, las transformaciones estructurales y la reforma institucional en los años 90 del pasado siglo, cuando tomó fuerza la inversión extranjera y se implementaron nuevas relaciones de propiedad, principalmente en la agricultura y en el trabajo por cuenta propia, flexibilidades que fueron perdiendo terreno con el paso de los años, y hoy cobran relevancia también como parte de los cambios renovadores, junto a otras formas de gestión no estatal.
En aquel entonces, se estableció el sistema de dualidad monetaria, cuyo origen no era arbitrario, sino una respuesta necesaria a la coyuntura internacional y al proceso de dolarización espontánea que era evidente en la ínsula caribeña”.
-¿Ha tenido la dualidad monetaria mayores implicaciones de las que se esperaban en la configuración del modelo económico actual o fue simplemente un esquema intermedio y circunstancial para enfrentar costos sociales asociados a la crisis?
“Si bien el esquema monetario dual a principios de los años 90 se concibió como un mecanismo transitorio insertado en todo el paquete de medidas de saneamiento financiero, estructurales e institucionales previstas para enfrentar la profunda crisis, realmente la doble moneda fue un complemento para toda esa restructuración de la economía.
“Era una decisión coyuntural pues respondía a los desequilibrios macroeconómicos que se generaron, al déficit de divisas del momento, a esa distorsión de precios y de costos, que nos ponía, sin referente alguno, ante la situación de insertarnos de manera competitiva en el mercado internacional.
“Y a eso respondió el sistema monetario dual que además oficializó una situación que se venía dando en el sector de la población, un proceso de dolarización parcial espontánea, originado en el flujo de remesas al país más los derrames que tenía el turismo que ya empezaba a florecer, los negocios con capital extranjero y el sector emergente con acceso a esas divisas.
“Como el peso cubano estaba tan depreciado, su poder adquisitivo era muy bajo y las personas se refugiaron en los dólares para seguir comprando los productos que necesitaban, es decir, comenzaron a usarlo como medio de transacciones, unidad de cuenta e, incluso, como reserva de valor. Es decir que el dólar asumió las funciones que tenía el dinero, sobre todo, en el sector poblacional.
“Las autoridades monetarias deciden entonces institucionalizar un hecho que era factual, y revertirlo mediante medidas administrativas iba ser muy complicado en ese momento.
“Fue diseñado como un esquema transitorio porque la otra opción para sanear el entorno monetario financiero, hubiese podido ser una devaluación del tipo de cambio oficial, lo cual, en plena crisis y con un peso cubano muy deteriorado en su poder adquisitivo, no hubiese sido tampoco sostenible por sus impactos muy negativos en el sector empresarial y el poco margen de maniobra.
“La decisión para esas entidades que ya empleaban el dólar y trabajaban en pesos cubanos, de aplicarle una tasa de cambio de 1x1, que luego incluyó no solo al sector emergente sino a toda la economía, fue un ajuste que debió ser temporal al rectificar esa distorsión cuando fuera preciso.
“La ausencia de una tasa de cambio económicamente fundamentada, capaz de conectar y reflejar los flujos financieros en pesos, dólares y pesos convertibles en una economía donde circulan esos signos monetarios, compromete seriamente cualquier indicador de rentabilidad económica (solvencia, rentabilidad, situación patrimonial, factibilidad de los proyectos de inversión, análisis comparativos para evaluar la posibilidad de sustituir importaciones).
“Además, distorsiona los precios relativos, gravando las exportaciones del país y abaratando las importaciones; genera, por tanto, una ineficiente asignación de recursos financieros, a partir de las transferencias de empresas rentables hacia otras irrentables; e impide el correcto análisis de la situación de las finanzas públicas ante la coexistencia de dos instrumentos fiscales paralelos: el Presupuesto del Estado y la Cuenta de Financiamiento Central”.
- ¿En qué medida lograr operar en el país con una sola moneda y una tasa de cambio única, podría reducir o eliminar ineficiencias en la economía?
“Todo ese cronograma de la unificación está compuesto por dos etapas: una referida al sector empresarial y otra completamente distinta y que debe ser posterior en el tiempo y tendrá que ver con los ajustes en el sector poblacional.
“¿En qué se trabaja ahora y desde hace ya un tiempo? En determinar los ajustes en el sector empresarial que es el que tiene mayores problemas y dentro de éste, el punto más álgido es, en esencia, el ajuste cambiario, la devaluación necesaria en el sector empresarial para llegar a tener una única tasa de cambio en toda la economía.
“El punto final del proceso supone unificar la tasa de cambio para eliminar la dualidad cambiaria, pues el hecho de que el país funcione en el sector empresarial con una relación de 1 CUP x 1 CUC, mientras en la población es de 24 x 1, implica que las autoridades monetarias deben lograr que converjan el tipo de cambio de las entidades y de las personas naturales; es alcanzar un punto intermedio entre esas dos correlaciones, que sería el tipo de cambio ideal, de equilibrio, fundamentado por determinados indicadores macroeconómicos.
“Entonces solo quedaría poner todos los precios de la economía acorde con la tasa de cambio que se determine, que no debe quedar a la deriva del vaivén del mercado sino que conlleva ir ajustando poco a poco.
“Ese ajuste cambiario va a traer beneficios y perjuicios para el sector empresarial, inevitablemente.
“Los principales costos van a darse en aquellas empresas con descalce cambiario, es decir, con mayores gastos en pesos convertibles que lo que ingresan en esa moneda, las cuales hoy son rentables únicamente porque funcionan con el tipo de cambio 1x1, sobrevalorado.
“Pero cuando se fije un tipo de cambio más fundamentado, entonces todo ese componente de gastos en pesos convertibles se va a incrementar por la tasa de cambio que se determine y si no hay un adecuado complemento de los ingresos en esa misma moneda, se provoca un desajuste.
“Por ello es de vital importancia determinar cuál es el tipo de empresa que predomina en la economía cubana hoy, si son las rentables o no en pesos convertibles, y así tener una idea sobre los efectos: si serán mayoritariamente positivos o negativos, pues para aquellas con descalces, los costos se van a manifestar en sus indicadores de rentabilidad, o si será favorable para las que hoy son muy rentables en pesos convertibles y no lo pueden demostrar por este tipo de cambio que las multa y subvalora toda su gestión económica.
“En cambio, las que exportan y hoy trabajan fundamentalmente para el mercado interno en divisas, serán ganadoras en este proceso, mientras el actual sector presupuestado tendrá mayores desventajas por sus altos costos de importación que sí se verán reflejados con bastante valor.
“Las mayores bondades serán para las empresas exportadoras y las que comercializan internamente en pesos convertibles, como proveedoras, por ejemplo, de las TRD; pero en general, para toda la economía será de gran beneficio: mayor transparencia, mejor manera de medir la rentabilidad, la productividad, entre otros indicadores. Por ende, la asignación de recursos será mucho más fiable partir de cifras más acordes con la realidad.
“Ya está toda la regulación, el adelanto fue la publicación de un grupo de normas en el número 12 de la Gaceta Oficial que establece los principios para el registro contable en el proceso de eliminación del peso convertible en las entidades económicas, que va desde la revaluación de los activos y pasivos y las modificaciones en el estado de resultados.
“Actualmente, se está llevando a cabo un fuerte proceso para preparar a quienes están vinculados con las áreas contables, programas informáticos y a todas las personas jurídicas que hasta ahora funcionan con una economía dual, para cuando se dé la arrancada, a partir del Día Cero, el país comience a operar diferente: con una sola moneda y la tasa de cambio que se designe.
“Hasta el momento se han hecho algunos experimentos con ajustes cambiarios en determinados sectores, con el turismo como pionero, al permitir que en sus compras al sector agropecuario -sea cooperativo o privado-, emplee una tasa distinta (comenzó 7x1 y continuó en 10x1), ventajoso porque le ofrece un mayor poder de compra.
“Estas pruebas iniciales se han hecho en aquellos sectores que tienen creadas mayores reservas financieras para, según estas y llegado el momento, poder redistribuirlas entre los que estarán en desventaja.
“Por otro lado, el ajuste cambiario puede romper en gran medida ese círculo vicioso que se ha creado entre salario y productividad.
“El dilema de por quién empezar, una decisión que reordene y mejore el entorno monetario, posibilita dedicar más recursos a las remuneraciones y ello redunda en mayor productividad.
“Y es que si bien esa transformación por sí sola no genera riquezas, sí puede ser un complemento excelente dentro del paquete actual, en el que la empresa va a tener mayor autonomía para decidir desde quiénes serán sus suministradores hasta cuáles sus compradores.
“Al contar con un tipo de cambio mejor, la importación se hace muy costosa y en un escenario de más flexibilidad pudiera buscar un proveedor dentro del país, con precios más competitivos, promoviendo una serie de encadenamientos productivos que, hasta la fecha, se han visto lastrados por trabas administrativas y regulatorias.
“Es preciso dejar atrás los estancos o compartimientos creados en la economía aunque, claro está, la unificación por sí sola no resuelve, pues debe ir acompañada de una mayor facultad empresarial, en lo que ya se dan pasos significativos como el hecho de que estas puedan quedarse con 50 % de sus utilidades”.
- Lo que está ocurriendo ahora mismo en Cuba en términos monetarios ¿podría calificarse de reforma estructural, o es una medida más que apoya la actualización de nuestro modelo económico?
“Más que llamarle de una forma u otra se trata de una sabia decisión dentro de la restructuración que experimenta hoy la economía.
“Si queremos actualizar el modelo, si se hacen tantos cambios en el sector real de la economía, inevitablemente estos tienen que ir acompañados de transformaciones en la esfera monetaria porque una debe ayudar y estar acorde con la otra.
“La mayor flexibilidad al sector empresarial no puede resultar sin que exista un entorno financiero más ordenado y transparente, y es este el gran reto del sistema financiero cubano, para que refleje verdaderamente los hechos económicos.
“En los Lineamientos se hace referencia a la necesidad de que las entidades irrentables por determinado período, se cierren, pero ¿cómo actuar en ese sentido si hoy no se pueden delimitar las que realmente tienen pérdidas o si las cifras reflejan solo una distorsión del tipo de cambio que tenemos?
“Entonces hay que pasar inevitablemente por ese proceso si queremos que la actualización se revierta en mayores tasas de crecimiento, de inversión, y favorecer los flujos de capital extranjero que se avizoran en el corto y mediano plazos con la entrada en vigor de la Ley 118.
“Todo ello exige un panorama monetario ordenado, porque los inversionistas examinan con mucha cautela el poder adquisitivo de la moneda nacional donde van a ubicar sus negocios, si es sostenible y fuerte para ver si es prudente negociar allí.
“Es hora de ordenar ese contexto tan distorsionado por haber mantenido un esquema monetario dual tan largo tiempo, e ir aplicándole modificaciones sucesivas.
“Ante ese reto se encuentra el sistema monetario que debe ir desarrollándose en la medida en que las relaciones financieras en nuestra economía tomen auge y se le otorgue al mercado un papel más participativo”.
- ¿Cómo podría catalogarse la actual política monetaria en el país y en cuánto contribuye a un verdadero desarrollo sostenible?
“Lo primero es ordenar el entorno monetario financiero a partir de una mejor medición de los hechos económicos y a eso vamos, pero no excluye la necesidad de hacer un conjunto de transformaciones que sirvan de complemento a los cambios en el sector real.
“Ha sido muy favorable (aunque no ha tenido los efectos que se esperaban), el relanzamiento de la nueva política crediticia que retoma el valor del crédito para reactivar el consumo de la población, pero mientras se recupere el país, será mayor la cantidad de esos, hoy dirigidos en esencia a la compra de materiales de la construcción y a la reactivación del sector no estatal.
“Otra modificación importante será el papel de un mercado interbancario, un espacio al cual acuden diferentes bancos comerciales para satisfacer necesidades de liquidez de muy corto plazo (hoy estos tienen que ir directamente al Banco Central de Cuba [BCC], pero hay que tratar de conectarlos pues existen algunos con un enorme exceso de liquidez y otros con déficit).
“La práctica internacional indica que el BCC debe actuar como prestamista de última instancia, es decir, que se toca a su puerta únicamente cuando ya no es un problema de liquidez de corto plazo sino de solvencia mayor.
“Hasta ahora no se había conformado ese mercado porque se necesitaba mayor desarrollo de nuestro sistema bancario y financiero pero al ir ganando en espacio será inevitable materializar la propuesta de su creación, sobre la cual ya está legislado y solo falta la instauración de los instrumentos operacionales.
“Igual de novedoso resulta la creación de un mercado de deuda pública que, como ya fue anunciado, está en funcionamiento y permitirá que este año se monetice el déficit fiscal solo en alrededor de 30% pues el resto se repondrá en ese espacio de concurrencia con una tasa de interés fija de 2,5%.
“Hasta hace unos años, el déficit aprobado en el Parlamento nacional se financiaba vía monetización por el Banco Central, el cual emitía dinero por ese monto; ahora el Gobierno tendrá esa deuda con el BCC y deberá restablecerla en determinado momento.
“Ello contribuye también al ordenamiento porque hasta hoy ese déficit es una importante fuente de inflación en la economía, al ser una masa de dinero que se lanza a la calle sin respaldo productivo concreto.
“Esta es una práctica habitual en el mundo, pues la mayoría de las economías lo usan como un instrumento del Gobierno para financiar los déficits fiscales sin generar inflación, por ello se recomienda manejarlo con cautela y tener en cuenta que es mucho más favorable combinar la monetización con la deuda pública”.
-¿Cómo debe completarse el actual proceso de unificación monetaria, y qué costos y beneficios implica para la población?
“Para el sector de la población habrá un Día Cero que será para todos y, según lo preanunciado por el BCC, el compromiso es respaldar los ingresos lícitos en CUC de la población y otras divisas, lo cual significa que las cuentas bancarias de las personas naturales y la liquidez, serán protegidas con la misma tasa de cambio existente hoy, igual que ocurrió cuando se sustituyó el dólar por el peso convertible cubano.
“Por ello se manejan las expectativas de forma cuidadosa, como la confirmación en una nota oficial que la moneda a adoptar será el CUP y en la medida que las TRD ya funcionen en pesos cubanos y acepten pagos con tarjetas magnéticas, las personas, de forma normal y espontánea, van a ir trasladando y reconformando sus saldos monetarios en pesos cubanos lo cual favorece el aumento del poder adquisitivo de la moneda nacional.
“Entre los conflictos o tensiones más esperados se señalan las altas expectativas de mejora inmediata de la población vs. efectos reales de la unificación, las presiones inflacionarias en los diferentes tipos de mercados y por tanto presiones fiscales, la compleja situación macroeconómica y el hecho de que el país enfrenta el proceso sin prestamistas de última instancia.
“El reto fundamental, en materia de política económica, será la conformación de un cronograma de unificación lo suficientemente creativo e integral que se ajuste a las particularidades de la economía cubana, a partir de la utilización de instrumentos compensatorios que por un lado potencien en general, los efectos positivos del proceso de unificación y en particular de la devaluación, y que por otro lado amortigüen o administren los negativos, pues será imposible evitarlos.
“Será, pues, un conjunto de medidas, las cuales deben acompañar a la unificación y permitir el manejo de este proceso de forma adecuada".
Trabajo relacionado:
- Nuevas metodologías de precios y contabilidad que se aplicarán por las entidades cuando el país opere con una sola moneda
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