Julio César, héroe del partido, recibe el entusiasta saludo de sus compañeros de equipo. |
Rocosos, comprometidos y siempre con algún arma que puede acabar decidiendo una guerra. Brasil y Chile abrían los octavos de final representando el éxito de un fútbol actual que aunque no brilla especialmente en el juego sí cuenta con una solidez táctica que ha puesto en escena el buen nivel de las selecciones del continente sudamericano en este Mundial.
Sin miedo escénico a pesar del mar verde-amarillo en las gradas, Chile marcó las pautas con una idea que si había funcionado contra la vigente campeona, España, también prometía dar resultados contra toda una pentacampeona como es Brasil.
Bien plantadas las escuadras y tras el intercambio de oportunidades que está caracterizando prácticamente todos los encuentros de esta cita mundialista, el encuentro solo se rompió por los detalles. Por errores de marcajes en falso que provocaban un gol en cada bando (el zaguero David Luiz hizo subir el de Brasil y Alexis marcó para Chile) que daba sensación de justicia al descanso a pesar de que Brasil, únicamente por el peso de su propia historia y la inestimable ayuda de un Neymar intermitente, era quien había puesto las mayores dosis de un juego más vistoso pero no siempre efectivo por sí mismo.
Así se demostró, de hecho, en una segunda parte en la que los de Scolari se mostraron excesivamente acobardados. Sin alternativa y resignada a ceder la iniciativa a su rival, la ‘Canarinha’ se hizo pequeña confiando solamente sus esperanzas a jugadas individuales que, paradójicamente, también iban cayendo del lado chileno. Solo el desgaste consecuencia del alto desempeño de Chile revivió a Brasil al final de un tiempo reglamentario al que se llegó, para desesperación local, con los de Sampaoli poniendo el alma, a falta de físico, en área contraria.
El miedo y el cansancio habían consumido toda posibilidad de crear juego en una prórroga que, a pesar de todo, tampoco estuvo ausente de sobresaltos. Los penaltis parecían estar escritos en el guion –y el larguero así lo certificaba evitando un gol de Chile en el último suspiro cuando Pinilla soltó al 120' un trallazo que remeció la puerta de la verdeamarela- y solo en ese punto se tuvo que producir un giro definitivo que acabó cayendo, como casi siempre, del lado más poderoso. La suerte del campeón, dicen los tópicos.
ALINEACIONES E INCIDENCIAS: Brasil: 1 (3) Julio Cesar; Dani Alves, Thiago Silva, David Luiz, Marcelo; Luiz Gustavo, Fernandinho (Ramires, min. 72); Oscar (William, min. 106), Hulk, Neymar; Fred (Jo, min. 64). Chile: 1 (2) Bravo; Mena, F. Isla, Silva, Medel (Rojas, min 108), Jara; Aránguiz, Diaz, Vidal (Pinilla, min. 88); Sanchez y Vargas (F. Gutiérrez, min. 56). // Goles: David Luiz (min. 18'); Alexis Sánchez (min. 32). Árbitro: Howard Webb (Inglaterra). Amonestó a Mena (min. 17), F. Silva (min. 40), Hulk (min. 54), Luiz Gustavo (min. 59), Jo (min. 93), Pinilla (min. 102), Alves (min. 104). (Resumen con información de José David Marco, de Eurosport)
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