Scolari asume la culpa de todo. Maradona asegura que Argentina pasará sobre Holanda para su soñada final contra Alemania
En mis años púberes era común que el bitongo del barrio, el niño de bien, fuera el dueño de bates, guantes y pelotas. Y había que incluirlo en el pitén de la esquina o del solar so pena de que el nene recogiera bártulos y se marchara a casita a soplarse los mocos en la falda de mamá consentidora, mientras el cabrón dejaba a la muchachada con deseos de jugar a la pelota, que entonces así se llamaba, no béisbol, como ahora.
Hoy una nación entera de más de 200 millones de seres vuelve a vivir los traumas de aquel fatídico 16 de julio de 1950, sólo que el 2-1 de entonces versus Uruguay resulta un marcador digno (de teta diría Ghiggia, el verdugo ese día) frente a la escandalosa goleada de hoy contra Alemania, que ni fue en martes 13 ni en miércoles, al que califican como día atravesado. Tan apabullante la pizarra, que a partir de ahora el Maracanazo se referenciará apenas como una broma de mal gusto ante la evidencia aplastante, abrumadora, del 7-1 en el Mineirao.
Pero así de impredecible es el fútbol. Y bien que puede decirlo esta cita en Brasil, que antes vió caer y marcharse a casa sin siquiera el consuelo del pase a tres grandes como España, Inglaterra e Italia.
Que duele, es cierto. Tanto como para mover a la presidenta Dilma Rousseff a escribir en su cuenta de Twitter: "Así como todos los brasileños, estoy muy, muy triste con la derrota (...) Lo siento inmensamente por todos nosotros, hinchas, y por nuestros jugadores".
Pero el anfitrión, el dueño del balón que no hará como el niño de bien porque la fiesta de fintas y gambetas continúa pese a todo, buscará afrontar la consolación este sábado por un tercer puesto, algo que en el país del fútbol pasión, del fútbol total, es como una maldición, una herejía que parece renovarse con cada compromiso de organizar una Copa, razón que me hace pensar que en largo rato vuelva el gigante de Sudamérica a pedir una sede mundialista.
La culpa es mía, dice Scolari
"Es el peor momento de mi carrera y el peor día en mi vida futbolística", dijo el entrenador de Brasil, Luiz Felipe Scolari, tras consumarse la derrota más escandalosa del Scratch en copas mundiales.
"¿Quién es el responsable de este resultado? Yo, soy yo. Podemos repartir la culpa de este resultado catastrófico entre todos nosotros, pero la persona que decidió la alineación y el sistema fui yo, fue mi decisión", aclaró Felipao tras el revés 1-7 contra Alemania, en las semifinales del Mundial.
La Mannschaft humilló a los pentacampeones en su propia casa y de paso se clasificó para su octava final en estas citas del orbe.
"Hicimos lo que pudimos, lo dimos todo, pero jugamos contra una grandiosa Alemania. No supimos reaccionar al vernos por detrás en el marcador. El equipo perdió el orden y nos entró el pánico después de conceder el primer gol", describió un atónito Scolari.
Esta goleada es la novena más grande en la historia de los Mundiales y la más escandalosa recibida por el fútbol brasileño, aunque algunos expertos se atreven a situarla como la más vergonzosa de todos los tiempos para el deporte del gigante suramericano.
Alemania manejó el partido a placer y los jugadores brasileños vagaron como almas en pena sobre la cancha del estadio Mineirao, hasta que sonó el pitazo final y todos desfallecieron incrédulos ante lo vivido.
"Ni siquiera los alemanes sabrán decir qué ha pasado, pero ha sido mérito suyo y debemos respetarlo. Tendremos que aprender a sobrellevarlo. Mi mensaje para el pueblo brasileño es el siguiente: Por favor, discúlpennos por esta actuación. Siento que no hayamos sido capaces de llegar a la final", añadió Felipao, el hombre que llevó a Brasil a su última coronación en estos torneos, en 2002.
Ahora Brasil tendrá que disputar el partido por el tercer lugar, o final de consuelo, contra el equipo que resulte perdedor en la otra semifinal, pactada para mañana entre Argentina y Holanda en la Arena Corinthians de San Paulo.
Maradona sueña con una final Argentina-Alemania
Sobre ese duelo, de pronóstico bien difícil, el ídolo del fútbol argentino, Diego Armando Maradona, dijo esta noche que sueña con una final entre la selección de su país y la de Alemania.
"Esperemos que mañana (este miércoles) la selección argentina, con la ayuda de mi vieja, que está en el cielo, vuelva a la final ante los tanques alemanes, porque nosotros a los tanques alemanes alguna vez les hemos ganado", comentó el Pibe en el programa De Zurda, que conduce junto al periodista uruguayo Víctor Hugo Morales para la cadena TeleSur.
"Quiero que gane Argentina. Me siento muy argentino, me siento identificado con las carpas, con los camiones, los improvisados claustros que van al partido. Me siento identificado con ellos porque yo lo haría en su lugar", destacó el hombre que llevó a la albiceleste al título Mundial en México 1986.
Según Maradona, "Argentina es un sentimiento que no se puede explicar" y agregó que "tenemos una gran posibilidad de ir a la final, y Holanda, aunque sea un rival temible (...) Argentina tiene que sacar la fuerza y el fuego que tiene adentro para darle una alegría al pueblo".
"Mañana tenemos que hacer de la lucha y del fútbol 90 minutos y si tenemos que dar alargue, tenemos que seguir de la misma manera. No nos podemos abandonar a un pelotazo a ver qué pasa, si la engancha el Pipa (Gonzalo Higuaín) y la mete o (esperar) a una genialidad de (Lionel) Messi".
Para el Pibe de Oro, "tenemos la gran posibilidad de volver a una final del mundo con un antecedente muy grande: que los dueños de casa, hoy, perdieron 7-1. Argentina mañana va a ser un equipo totalmente diferente al que veníamos viendo. Vamos a atacar a (Arjen) Robben y no lo vamos a dejar entrar en contacto con (Wesley) Sneijder ni con (Robin) van Persie".
"Le vamos a ganar como en 1978 y vamos a pasar a la final", finalizó.
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