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lunes, 7 de julio de 2014

La tensa, muy tensa víspera

Eric Nepomuceno*

Faltan horas. ¿Pensar en qué? En cualquier cosa que no sea Alemania. Y, para eso, por suerte los políticos de mi país son duchos en ofrecer alternativas.
Por ejemplo: hay un diputado nacional, Ricardo Izar, del derechista PSD aliado al gobierno de Dilma Rousseff, del izquierdista PT… bueno, aquí ya tenemos tema para pensar.
¿En qué otro país una alianza de gobierno abriga a tipos y tendencias tan diferentes, tan distantes? Aquí, rige la ley de la permisión. Se permite todo, siempre que se atiendan las demandas más mezquinas e inmediatas. Así, Dilma Rousseff, una mujer digna e íntegra, que militó en una organización armada de resistencia a la dictadura militar, padeció cárcel y tortura y todo lo demás, gobierna con el supuesto respaldo de una alianza que incluye a gente que respaldó a la misma dictadura que la humilló y que asesinó a muchos de sus compañeros.
Digo supuesto respaldo porque ese respaldo tiene un precio y es negociado de tanto en tanto. Contradicciones de la vida, resultado de un sistema político abyecto: alianzas que reúnen a dignos e indignos.
Volviendo al muy noble diputado Ricardo Izar, del muy noble partido PSD (no tengo idea de lo que se esconde detrás de esa sigla, pero les aseguro que no vale la pena descubrir): él logró, la semana pasada, que la Comisión de Medioambiente de la muy noble Cámara de Diputados de la nación aprobara un proyecto de ley que prohíbe que se utilicen animales en películas pornográficas.
Es decir: los sátiros que disfrutan momentos maravillosos viendo caballos, perros y jirafas haciendo sexo con mujeres un tanto raras quedarán sin poder contemplar semejantes maravillas. Tendremos, pues, una ley federal en defensa del honor y la privacidad de animales.
A cada tanto, examinando la pauta de proyectos de ley de los muy nobles diputados de mi país, me sorprendo con datos así. En un país donde la salud pública es criminal, donde la educación pública es una farsa, donde la movilidad urbana es un desastre (un trabajador de los grandes centros urbanos brasileños tarda un promedio de dos horas y media para ir y otro tanto para volver del local laboral a la casa), donde la violencia provoca al menos 50 mil asesinatos por año, un noble señor diputado quiere mantener castos y en plena dignidad a los animalitos. Nada de sexo con humanos, al menos en películas.
¿Pensar en cosas así o en el Mundial? Difícil decisión. La FIFA anunció que pidió explicaciones por escrito a Humberto Grondona, hijo del vicepresidente de la misma entidad. Humberto, cuyo papá, Julio Grondona, además preside la Asociación de Futbol de Argentina, o sea, es el zar del balompié argentino desde hace décadas, fue descubierto en la mafia de los ingresos al Mundial desviados al mercado negro. Julio Grondona integra la cúpula de la mafia, digo, perdón, de la FIFA. Su hijo dice y jura que es inocente: lo que hizo fue comprar entradas por el precio oficial y regalarlas a amigos, que los revendieron por cuatro o cinco o seis veces el valor. Angelical e inocente criatura, Humberto está indignado. Acusa a los periodistas de pretender manchar su impoluta imagen.
Bueno: entre eso y la ley que prohíbe películas en que muchachas (o eventualmente muchachos) aparezcan haciendo sexo con dromedarios, elefantes y mulas (según el caso), mejor, efectivamente, pensar en lo que pasará el martes entre brasileños y alemanes.
Impera el misterio. Nadie sabe, y los que saben no dicen nada, qué pasa por la cabeza de Felipao y la comisión técnica brasileña. No tendremos a Neymar ni a Thiago Silva. Con eso, es como decir que sólo tendremos a seis jugadores en la cancha.
Como –lo dije y reiteré en este espacio innúmeras veces– en época de Mundial somos 173 millones 408 mil expertos altamente especializados en futbol, llueven sugerencias e instrucciones muy estrictas de todos lados.
Al mismo tiempo, todos, en Brasil, tratan de distribuir por doquier mensajes de optimismo. Claro, no tendremos a Neymar, el niño de oro, pero no nos faltará fibra, valor y valentía para compensar esa ausencia.
Claro, los alemanes tienen un juego mejor organizado que el nuestro, y estupendos jugadores, pero casi-casi quedaron frente a Argelia.
Claro, todavía no logramos presentar un juego que demuestre un diseño táctico sólido y una estrategia viable, pero siempre nos fue así en las cinco veces que logramos el título mundial.
Por Internet, oí la voz de Humberto Grondona contestando a un periodista argentino. Tiene una vocecita finita, y muy irritado e indignado estaba. No me pareció convincente para nada.
Confieso que jamás he visto, en toda mi vida, por Internet o por cualquier otro medio, una escena de sexo entre una falsa rubia y un verdadero hipopótamo.
Confieso que no tengo la menor idea de cómo será enfrentar a los alemanes. Ojalá no aparezca a la puerta del estadio un hipopótamo traído por una falsa rubia y portando ingresos regalados por Humberto Grondona. Ojalá. Pero si aparecen y entran, que distraigan a los alemanes y nos permitan ganar. (Tomado de La Jornada)

(*) Escritor, traductor y periodista brasileño.

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