De espaldas a la realidad o empecinada en mostrar su poderío, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) se aventura a designar árbitros cuestionados para la fase crucial de la Copa del Mundo.
En las filas germanas y brasileñas apenas se escuchó la consabida frase "no comments", al conocerse que el mexicano Marco Rodríguez Moreno, el mismo que no vio el mordisco de Luis Suárez a Chiellini, será el árbitro del partido de semifinales aquí.
El Tribunal de Disciplina de la FIFA, que aplicó después una muy severa sanción al uruguayo Suárez, confirmó hoy la suspensión del capitán Thiago Silva pese a la apelación de la Confederación Brasileña de Fútbol.
Y la misma entidad, que usa diferentes tipos de raseros, evidentemente, dijo que no aplicará medida alguna contra el defensa colombiano Juan Zúñiga, autor del rodillazo que provocó el fin del astro Neymar en la Copa Mundial de Fútbol.
La FIFA tampoco tuvo reparos en anunciar al español Carlos Velasco y al japonés Nishimura entre los candidatos a dirigir la final del torneo en Río de Janeiro el próximo domingo. Ambos fueron bastante criticados por la prensa y los entrenadores.
Mientras, los alemanes se concentran en preparar el duelo de mañana ante un Brasil herido, diezmado pero peligroso de todas formas por la calidad de su balompié. No hay bajas ni problemas mayores en la Mannschaft.
El punto focal de Joachim Low, el estratega de los europeos, es no perder los papeles por exceso de confianza y transmitir a su colectivo la necesidad de permanecer muy concentrado en el cotejo de acceso a las puertas del Maracaná.
Alemania llegó a la disputa de la Copa FIFA en 2002 en la liza de Japón-Corea del Sur y perdió el título precisamente frente a Brasil. Luego en sus predios en 2006 quedó tercera y en Sudáfrica 2010 la misma posición.
Vamos a romper el maleficio del tercer escaño. Los brasileños tienen grandes jugadores y tienen un equipo de mucha potencia innovadora, aunque para nosotros la cuestión será mantener cerrados los espacios y marcar bien, dijo Philipp Lahm.
Lahm, el capitán de los teutones, opinó, al igual que su compañero Bastian Schweinsteiger, que será un encuentro de alta tensión en el cual Alemania no puede dejarse arrastrar por situaciones de un momento.
En todo caso, sin Neymar ni Thiago Silva, armar el rompecabezas será la tarea posiblemente más difícil de Luiz Felipe Scolari en toda su trayectoria de entrenador. (Prensa Latina)
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