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miércoles, 22 de octubre de 2014

¿Obama enfrentará sus inconsecuencias?

Esteban Morales

Decía una de mis abuelas que,  “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”.
La política de bloqueo de Estados Unidos hacia Cuba cumple ya 52 años, desde que fue instaurada oficialmente en 1962 y nos parece que ya hace largo tiempo ha comenzado  a presentar serios signos de agotamiento. Sobre todo, si tomamos en consideración, que a pesar de  los años transcurridos y las administraciones  norteamericanas que la han puesto en práctica, se ha hecho evidente que se trata de la política más ineficiente sostenida por una administración estadounidense. Ninguna política formulada por Estados Unidos contra otro país, se ha hecho tan impopular y ha sido tan criticada como la del bloqueo contra Cuba. Tal vez, solo la presencia norteamericana en Viet Nam sobrepasa esa impopularidad.
A Obama le ha correspondido vivir el periodo en que tanto internamente como a nivel internacional se ha conformado un estado de opinión, diríamos un consenso, de que el bloqueo debe ser eliminado. Por lo cual, cuando en su último discurso de campaña del 2008, dijo que lo mantendría, ya estaba comenzando con lo que ahora debiera terminar.

Porque hay que decir que entonces Obama insistía en mantener una política, que diseñada para un mundo que imaginaban supuestamente no cambiaría, ahora  las realidades vividas durante estos años, han superado todas las  expectativas de lograr mantener esa política. Cuba sobrevivió, el mundo comenzó a cambiar, Estados Unidos también cambio y la política de bloqueo ha quedado como un anacronismo de la Guerra Fría.
Por eso Obama, paga personalmente  el primer error, al considerar que una política llevada adelante por casi más de 50 años,  aún tenía capacidad para cumplir, dentro de su administración, los objetivos que no había logrado en las 10 administraciones que le habían precedido.
Es cierto que Obama, inteligentemente, hizo un aporte particular, al seccionar en dos la política de bloqueo, manejándola entonces diferenciadamente, contra la sociedad civil cubana y contra el gobierno; aunque  de todos modos, tal seccionamiento tampoco ha funcionado. Porque se trata de una  simple manipulación cínica, por medio de la cual, supuestamente gobierno y pueblo cubano podrían ser separados.
Obama no ha logrado vencer a la administración cubana, a pesar de llevar sus medidas represivas, financieras en particular, hasta niveles insospechados; pero tampoco ha logrado manipular subversivamente las flexibilidades que harían de la sociedad civil cubana  su  potencial aliado, al recibir los beneficios de visados,  paquetes y remesas, tal y como se ha esperado por la administración hasta hoy.
Obama, sin dudas, ha pensado que beneficiando a una parte importante de la sociedad cubana, como lo ha hecho, ello sería suficiente para limitar al gobierno cubano en su capacidad de controlar políticamente la situación interna. Frente a un manejo  tan cínico del bloqueo, que quiere decirle al ciudadano cubano que no es contra él  y al gobierno que es solamente en su contra. Olvidándose, por parte del  Presidente, que no es solo con mercancías y ventajas materiales como se conquista a un ciudadano que ha vivido una experiencia política tan dramática como la que ha padecido la inmensa mayoría de la población cubana. Por lo que muchos, demasiados ciudadanos, disfrutan de las ventajas que Obama ofrece, pero ello no los convierte en defensores de la política norteamericana. Por eso, a diferencia de lo que pudo haber calculado, Obama no ha logrado inclinar la balanza política a su favor dentro de Cuba. Habiendo solo obtenido  la aceptación de los mercenarios y anexionistas de siempre.
Ya el Presidente ha probado las dos vertientes del bloqueo, inventadas por su administración, por lo que a punto de finalizar la primera mitad de su segundo mandato, está como al principio: manejando una política que no solo no ha ganado adeptos, sino que paradójicamente los pierde crecientemente; por lo que son muchos más los que se encargan hoy de reiterarle que está ante una política fracasada.
Como si fuera poco, los llamados a cambiar la política les  vienen también de quienes antes fueron sus aliados. Todo en medio de un escenario político internacional, interno y hemisférico, que lejos de mejorar se le ha continuado complicando al Presidente.
Obama está enfrentando hoy a una situación mundial y hemisférica, a la que Estados Unidos no ha tenido que enfrentarse en los últimos 100 años. Sus fracasos económicos, internos, militares y políticos, no habían sido nunca tan grandes como lo son hoy. Lo cual se expresa muy  claramente en una pérdida de la  popularidad, tanto dentro como fuera, un  desconocimiento de sus intereses y  una existencia de consensos de contrapartidas a su política,  como Estados Unidos no había  tenido que enfrentar nunca.
Además, en medio de  su afán por  reforzar la vertiente subversiva de su política hacia Cuba, se le ha atravesado el caso de Alan Gross, un craso error de sus Servicios de Inteligencia, del cual aún no sabe cómo va a salir.
Las complicaciones surgidas para su política hemisférica, en la que ni la OEA ni la llamada Cumbre de las Américas, juegan a su favor, el Sistema Interamericano se desmorona y donde tampoco las políticas generadas para atender  al resto de sus conflictos en el mundo pueden exhibir logros. Como si fuera poco, la situación  mundial y hemisférica se ha venido articulando de tal modo, que Estados Unidos debe enfrentar hoy una correlación de fuerzas políticas y económicas a nivel internacional con la que nunca había tenido que bregar. Expresándose esto, entre otros, en los asuntos siguientes:

- América Latina y el Caribe han comenzado a comportarse de tal modo que ya  han dejado de ser el  traspatio  seguro de la política norteamericana.
- China y Rusia, que antes se enfrentaban entre sí, han comenzado a formar un frente común para defender sus intereses económicos y políticos, frente a las intenciones hegemónicas de Estados Unidos y  Europa
- Países como China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica se coordinan en los BRICS, reclamando el espacio económico y político que les corresponde a su poderío económico y que hasta hace muy poco Estados Unidos controlaba.
- Los países de América Latina y el Caribe se van agrupando bajo formas de integración política y económica,  para defender de manera conjunta el espacio que consideran deben tener en las relaciones mundiales. Haciendo emerger organizaciones en las que Estados Unidos no logra ocupar espacio.
- Europa Occidental, en particular Alemania, ha comenzado a mirar  para Rusia, China y América Latina.
- Se están realizando no pocos intentos por sacar al dólar de su histórica posición hegemónica.
- China acaba de inaugurarse como primera potencia económica mundial.
- Las agrupaciones que Estados Unidos históricamente ha liderado, como la OEA, la Cumbre de las Américas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, entre otras, van perdiendo su otrora  capacidad. Mientras van emergiendo otras organizaciones en las que Estados Unidos no participa. Proceso que paulatinamente va teniendo lugar lo mismo en America Latina, que a nivel mundial, en Asia  y Europa. Produciéndose un proceso de reagrupamiento de fuerzas políticas y económicas,  en el que Estados Unidos va dejando crecientemente de ser el núcleo central de las  nuevas agrupaciones que se han venido formando.
- Estados Unidos, de una potencia mundial que tenía sus pies afincados   en todas partes, ha comenzado a quedarse al margen de las últimas agrupaciones de países que se están formando y  que por demás,  se  van  creando precisamente para  contrarrestar  la hegemonía norteamericana.

Ahora, cuando usando como pretexto la lucha contra el terrorismo, Estados Unidos, se lanza a la conquista de los territorios del Medio Oriente, parece haberse metido en una situación de la que demorara mucho tiempo en salir o de la que  podría  no salir  nunca.
Claramente, Estados Unidos va dejando de ser la potencia con la que todos  querían aparearse. Se va quedando solo. Sus propios antiguos aliados van perdiéndole confianza y buscan, discretamente aun, encontrar sus espacios en las nuevas organizaciones que emergen y vincularse a naciones que no podrían ser nunca consideradas como aliadas de Estados Unidos.
Generándosele una situación dentro de la cual, si Obama desea presentar algún logro en su política exterior, pero paradójicamente, Cuba es casi el único conflicto en que se le presentan las oportunidades para exhibir algún fruto positivo en su actual política exterior. No porque Cuba sea hoy  el conflicto más importante que tiene Estados Unidos, sino porque es el único en el que se le presentan a Obama la capacidad, la oportunidad y el consenso  favorable para solucionarlo.
De manera particular, Obama está obligado a mejorar su imagen en el hemisferio y es Cuba quien le está  ofreciendo la mejor oportunidad para hacerlo. Al tratarse este ultimo de un asunto en el que la mayoría de los líderes latinoamericanos le han dicho a Obama que un trato diferente con Cuba, que elimine la política de bloqueo, representaría una buena señal para mejorar sus relaciones en el hemisferio. Por lo que Cuba concentra buena parte de la capacidad política de Obama para lograr entenderse con América Latina y el Caribe. Oportunidad que considero, Obama no debe dejar pasar. Todo lo cual  parece dependerá de la actitud que el Presidente asuma ante la realidad de tener que enfrentarse a Cuba, históricamente no invitada, en la próxima Cumbre de las Américas, en abril de 2015
En cuanto al cambio de Alan Gross por los tres antiterroristas cubanos, Obama no debiera dar más largo a la situación. Creo que el Presidente es lo suficientemente inteligente como para saber que tal cambio no representa peligro alguno para la seguridad nacional norteamericana; mientras que se trata de un caso por el que el Presidente ha recibido muchas críticas y llamados de atención, dado que los jóvenes cubanos presos aún,   representa una mancha para el sistema de justicia norteamericano y para el prestigio de la nación en general.
Obama ha recibido múltiples señales que le están indicando la necesidad de cambiar la política hacia Cuba. Nunca un presidente norteamericano había acumulado tantas señales conminándole a cambiar la política hacia un país.
Las señales las ha tenido dentro de su propia administración y de los sectores de derecha de la comunidad cubana; de los hombres de negocio, en Naciones Unidas, de sus  aliados, y en general provenientes de un ambiente político que se ha generado y que ha formado un consenso que no cesa de presionar contra el bloqueo. De lo cual es clara expresión el reciente editorial del New York Times. No tratándose de un simple artículo, sino del llamado conjunto de una serie de sectores poderosos dentro de la sociedad norteamericana, que pueden estar considerando lo perjudicial que ya resulta que Estados Unidos mantenga su actual política contra Cuba. Es como si les estuvieran diciendo a Obama “… está bueno ya, pues estás perjudicando intereses que salen de tu alcance…”.
Siendo realista, es posible decir que nunca antes se había acumulado tal suma de actitudes favorables a un cambio de política hacia Cuba. Tanto internamente en Estados Unidos como a nivel internacional. En lo que respecta a Cuba además, porque esta, paulatinamente también, va dando señales de fortaleza y de que avanza   hacia una mejoría de su situación interna, lo cual favorece el posible cambio de política. Pues hay sectores de negocio, sociales, científicos, religiosos, políticos, que observan con atención las oportunidades que Cuba está ofreciendo.
Siempre hemos dicho que la situación interna de Cuba es una variable determinante a la hora de considerar un potencial cambio de política de Estados Unidos hacia la Isla. Y a pesar de todos los esfuerzos realizados y el  dinero gastado por la administración, esta no  ha  logrado los objetivos de subvertir la situación interna de la Isla.
Pienso que Obama no está en condiciones internas ni internacionales, de darse el lujo de no solucionar un conflicto de tan larga data, en su histórico traspatio y que ha devenido, como nunca antes, en un reclamo, por el  cual, tanto Cuba como Estados Unidos, podrían salir objetivamente beneficiados.
Obama no debe esperar más, tiene todas las cartas a su favor y no son pocos los que le están pidiendo que actúe.
Tal vez una señal positiva de parte de la administración la acaba de dar John Kerry, Secretario de Estado, cuando ha halagado a Cuba por su actitud de colaboración ante el fenómeno de la epidemia del Ébola.
Es muy significativo que el Secretario de Estado emita una opinión como esa, tratándose de Cuba. ¿Se trata de una señal amistosa, de buena voluntad? Veamos. Creo que Cuba debiera responder el gesto. (Tomado del blog Dialogar, dialogar)

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