Neymar corre a festejar su doblete. Oblak queda vencido sobre la grama del 'Vicente Calderón'. |
Apenas 38 segundos tardó el Atlético de Madrid en volver a soñar y 45 minutos en estrellarse contra una realidad demente que acabó sonriendo al Barça en una primera mitad en la cual asistimos a la actuación de dos equipos con los papeles cambiados y a cuyo cierre todo ya estaba visto para sentencia.
Como una vuelta al pasado, la de aquellos ‘maravillosos’ 90 en los que un duelo Atlético-Barça era absolutamente impredecible, hoy lo que conseguía Fernando Torres -igualar la eliminatoria en menos de un minuto- lo solucionaba el Barça pagando al equipo rojiblanco con su misma y preferida moneda. Quién lo iba a decir, los azulgrana se tranquilizaban empatando con una jugada de contragolpe de manual y solucionaban la papeleta que les había hecho el colegiado extremeño Jesús Gil Manzano pitando contra Mascherano un penalti de una falta cometida fuera del área, marcando de testa sobre un córner, esa posición tantas veces desaprovechada por el equipo del saque en corto por excelencia.
Nada, absolutamente nada, estuvo bajo control en el césped del Calderón. El Atlético no bajaba las revoluciones cuando el marcador le hacía creer en la remontada -dos veces tuvieron el marcador a su favor- pero sin achicarse los del conjunto culé buscaban la electricidad de Neymar ante una defensa extrañamente débil. Fue precisamente el brasileño, y después de otra de las varias erradas y polémicas decisiones del árbitro, el que asociándose de nuevo con Messi en un contragolpe sentenciaba a un Atlético que decidía dar el partido por perdido en el descanso, justo cuando camino a los camerinos Gabi se las vio de palabras duras con el colegiado, consiguiendo con ello una estúpida expulsión.
Todo lo que había dado de sí el partido en una anárquica primera mitad era historia en la segunda. El Atlético de Simeone perdió el rumbo -Arda Turán incluso le lanzó un botín al asistente en un acto reprobable sancionado apenas con amarilla cuando clasificaba para roja directa- y el Barcelona, a contrapelo de las mil y una magulladuras de un rival impotente, esperó a que se cumpliera el tiempo como se habían cumplido sus objetivos mostrando una versión totalmente distinta.
A la contra, desde el córner... sin llegar a ser nunca el Barça de ADN propio, los blaugranas lograron el resultado más prestigioso de lo que va de año.
Por ello, a no dudar, de entre las pocas conclusiones que se pueden sacar de un partido absolutamente incomprensible de tan demente que resultó, el Barça destaca la más importante: su fuerza para sobreponerse a contratiempos y la capacidad para inventar nuevas formas de hacer gol.
En resumen, que estamos ante un club Barcelona mucho más cerca de su primer título de la temporada, ya que en teoría es muy superior al resto de rivales que quedan vivos en el torneo. Tras eliminar al Atlético de Madrid, el equipo de Luis Enrique va a tener -al menos en apariencias- muy fácil ganar esta Copa del Rey, dado su claro favoritismo sobre aquellos que quedan en liza.
Si se cumplen los pronósticos, el Villarreal será el próximo oponente de los azulgrana en semifinales, pero a doble partido los culés son muy superiores a los de La Plana. Y si hace tres semanas estaban en una crisis que parecía insalvable, a día de hoy presentan un panorama mucho más clarificado y optimista, lo cual da pie a afirmar, sin temor a equivocaciones, que este reanimado Barcelona es ahora más peligroso que nunca.
Porque aunque algunos aseguren que el Atlético tampoco fuera él mismo, razones sobran ya para decir que es hora de tomarse bien en serio el proyecto del comedido Luis Enrique. (Versión del despacho de José David Marco para Eurosport)
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