Nino Pagliccia, gran amigo de Cuba. |
Pese a que El Nuevo Herald, Diario de las Américas, El País, ABC y los blogs de los cipayos internos se desgañiten desbarrando contra el proyecto social cubano, a lo largo del planeta nuestro país —su gobierno y su pueblo—, posee millones de simpatizantes, quienes no se dejan embotar el cerebro por la mentira maldita repetida una y otra vez. Son gente portadora de una posición ideológica que tiene bien definidos a los que en este mundo trabajan a favor de sus congéneres y aquellos que incluso no repararían ni en destruir la humanidad, si eso fuera en supuesto provecho suyo.
Personas como Nino Pagliccia albergan en sus genes algo de Carlos Roloff y Henry Reeves, de Tania la Guerrillera y Ernesto Che Guevara. Su sentido de la justicia y el deber los conduce donde son requeridos, para entregarse a una causa con la cual si bien no comparten el suelo de origen, sí lo hacen con su pertinencia y sentido en la historia.
El intelectual solidario de origen canadiense presentó aquí la compilación literaria Cuban Solidarity in Canada: Five Decades of People-to-People Foreign Relations, uno de cuyos trece capítulos de corte ensayístico elaboró el amigo leal, pilar en la tierra norteña del movimiento de apoyo solidario hacia nuestra Isla.
Introdujo el material en la sede de la UNEAC, donde explicó que el volumen —cuya edición corrió a su cargo— es una muestra del respeto que despierta en los seres progresistas la causa de la Mayor de las Antillas.
El escritor de izquierda, uno de nuestros principales activos en la lucha por la liberación de los Cinco Héroes en el territorio del laurel, comentó que la lectura del texto da una idea cabal de la actividad ininterrumpida de los diferentes grupos amigos de Cuba. Él dirigió la Brigada Ernesto Che Guevara durante doce años consecutivos. Fue fundador (y co- presidente) de la Red Canadiense de Solidaridad con Cuba en 2002. Además, se desempeñó como vicepresidente de la Asociación de Amistad de Vancouver durante varios años.
Master por la Stanford University y colaborador de la University of British Columbia, dos días después de abandonar Cienfuegos recibió la Orden de la Amistad, conferida por el Consejo de Estado.
En la ocasión, el destacado activista afirmó: “El pueblo cubano me ha transmitido los valores de sus mejores hijos, desde los Mambises en sus luchas, hasta Fidel y Raúl en el presente. Es en Cuba donde he aprendido el verdadero significado de lo que es voluntad política y solidaridad”. Semanas atrás consignábamos en este medio una frase muy parecida de Julio Cortázar; lo cual escuchamos a decenas de miles de personas. Cuando tantas mentes piensan lo mismo, nada de errado debe de estar un proyecto cuya única ausencia (un mayor desarrollo económico) se debe, en medida determimante, al bloqueo impuesto a este país por la potencia mayor de la historia humana.
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