El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, clausuró esta noche la VII Cumbre de las Américas, cita que pasará a la historia por acoger la primera participación de Cuba en el evento continental.
Tras una jornada marcada por el encuentro entre los presidentes de la isla caribeña, Raúl Castro; y de Estados Unidos, Barack Obama, el jefe de Estado anfitrión consideró que en la reunión se dieron pasos importantes a favor de la región y del mundo.
Hemos puesto nuestro granito de arena con el fin de acercar más al continente, aproximar a los gobiernos, bajar las tensiones y enfocarnos en enfrentar juntos los problemas de nuestros pueblos, expresó al término de la segunda jornada del cónclave.
En su intervención, Varela felicitó a los mandatarios cubano y estadounidense por la reunión sostenida este sábado, la primera celebrada entre presidentes de los dos países en más de medio siglo.
Al mismo tiempo, reconoció al gobernante de Perú, Ollanta Humala, por haber aceptado la responsabilidad de asumir la organización de la VIII Cumbre, que se realizará en Lima dentro de tres años.
Panamá jugó su rol como país de unión, convergencia, diálogo y consenso, se han dado pasos importantes en esta cumbre y esperemos que salgamos más unidos, apuntó sobre la cita que no tuvo declaración final.
De acuerdo con el mandatario, los 35 países del continente lograron acuerdo en torno a los ejes temáticos de salud, educación, energía, medio ambiente, migración, seguridad, participación ciudadana y gobernabilidad democrática, propuestos por Panamá como nación sede.
Manifestó que las mayores convergencias se lograron en los temas de educación, acceso universal a la salud, a fuentes diversas de energía, protección, preservación y restauración del medio ambiente, protección de los derechos de los migrantes, entre otros.
Clausurada también la Cumbre de los Pueblos
Mientras, con la presencia de mandatarios latinoamericanos también finalizó este sábado la llamada Cumbre de los Pueblos, un encuentro alternativo y paralelo al segmento oficial de alto nivel en Panamá.
La Cumbre de los Pueblos confirmó su respaldo a la proclamación de América Latina y el Caribe como zona de paz y rechazó el acoso militar, agresiones y amenazas de Estados Unidos y sus aliados estratégicos.
El documento fue aprobado por representantes de organizaciones obreras, sindicales, campesinas, pueblos originarios, estudiantiles, de mujeres, sociales y del movimiento popular del continente, luego de tres días de sesiones con la asistencia de más de 3 mil 500 procedentes de diversos países de la región.
Fernando Falcón, representante de la Federación Sindical Mundial, leyó el documento en presencia de los presidentes Nicolás Maduro, de la República Bolivariana de Venezuela, y Rafael Correa, de Ecuador, en combativo acto celebrado en el Paraninfo de la Universidad de Panamá, poco después de concluida la VII Cumbre de las Américas.
"Apoyamos las declaraciones de la Secretaría General de UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) que solicita la exclusión de todas las bases militares en nuestra Región de Paz y la afirmación de que ningún país tiene derecho a juzgar la conducta de otro ni muchísimo menos a imponerle sanciones o castigos por cuenta propia", señala el texto.
"Exigimos, junto con todos los Gobiernos del Mundo, excepto Estados Unidos e Israel, el levantamiento inmediato e incondicional del bloqueo genocida contra la República de Cuba por el Gobierno de Estados Unidos, sin más condición que la del respeto a las Leyes Internacionales y a la Carta de Naciones Unidas", agrega.
Igualmente, los delegados a esta cita conminaron al presidente estadounidense, Barack Obama, a "derogar inmediatamente" la orden ejecutiva que pretende señalar a Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional del norteño país, decisión que mereció el rechazo unánime del continente.
"Nosotros, los Pueblos de América, reafirmamos que Puerto Rico es una nación latinoamericana y caribeña, con su propia e inconfundible identidad e historia, cuyos derechos a la Independencia y la soberanía son violados por una tutela colonial impuesta hace más de un siglo de forma ilegal, injusta e inmoral por parte del imperialismo norteamericano", consigna el texto.
Además, expusieron su respaldo a la paz en Colombia y solicitaron que se construya un proceso firme y con justicia social para facilitar su éxito.
También patentizaron su apoyo a la recuperación por Argentina de las Islas Malvinas y al reclamo de Bolivia de contar con una salida al mar.
Los firmantes reclaman el inmediato retiro de las tropas de ocupación de Haití y exigen al Gobierno de México el esclarecimiento de la desaparición forzosa de los 43 estudiantes en Ayotzinapa.
"Manifestamos la necesidad imperiosa de la construcción y profundización de una sociedad nueva, con justicia social y con equidad de género, con la participación activa de los jóvenes y de los diferentes actores sociales, con la solidaridad como un principio fundamental para el desarrollo integral y soberano de nuestros pueblos. Una verdadera democracia", asegura el documento.
Un pronunciamiento particular contra las políticas neoliberales incluye la declaración, considerada "eficaz instrumento para profundizar la pobreza, la miseria, la desigualdad, la exclusión y la más injusta distribución de la riqueza que se conoce".
Por ello llaman a luchar y defender los recursos naturales, la biodiversidad, la soberanía alimentaria, las conquistas y derechos sociales, entre ellos, empleo, trabajo, seguridad social, libertad sindical, entre otros problemas que aquejan hoy a las mayorías.
Saludaron la iniciativa de crear el bloque de trabajadores de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), lo que ayuda a la necesidad de unidad con el objetivo de construir una correlación de fuerzas que permita sustituir el poder dominante por otro que defienda los intereses populares.
A diferencia de la Cumbre de los Pueblos, la VII Cumbre de las Américas, clausurada por el presidente panameño, Juan Carlos Valera, no tuvo Declaración Final por falta de consenso.
La Cumbre de los Pueblos se realiza desde hace 10 años como alternativa de los hombres y mujeres de la región ante la Cumbre de las Américas, que organiza Estados Unidos con el auspicio de la Organización de Estados Americanos. Al decir de sus organizadores, se trata de un encuentro para dar voz a los sin voz, a aquellos cuyos reclamos no se escuchan puertas adentro de las citas formales convocadas trienalmente por Washington y la OEA.
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