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domingo, 12 de abril de 2015

#VictoriaEnPanamá: Jaque mate de la unidad latinoamericana

El discurso de Raúl quedará de ahora en más registrado
en los anales de un nuevo orden de significados en las
relaciones de Cuba y el resto de la región con EEUU.
Julio Martínez Molina

Cuando Simón Bolívar estaba a punto de morir, aun sufría por las traiciones e incomprensiones de las cuales fue blanco a lo largo de muchos pasajes, y no menos el postrero para dolor suyo, de su existencia libertaria. El proceder sectario de las burguesías latinoamericanas, de conjunto con el efecto divisor inherente tanto al colonialismo como al imperialismo, sentaría las condiciones para la fragmentación local. Tanto así que, incluso, casos tristemente célebres de desavenencias fratricidas tuvieron lugar hasta en compañeros de la misma causa independentista, como la historia recuerda para conocimiento y alerta de quienes tienen el interés de repasar sus enseñanzas.

La política de los imperios (siempre, a lo largo de la humanidad, no solo en nuestro continente, como sabemos) consiste en desunir, atomizar, reducir, balcanizar para luego, ya en una etapa superior del desarrollo de las comunicaciones, establecer la falsa idea a través de su sistema de medios de que constituyen la única estructura capaz de encauzar por el buen camino cuanto justo ellos condujeron al caos. El exterminio tribal africano actual, verbigracia, no puede comprenderse sin remitirnos a la herencia colonial de Bélgica, Francia, Portugal, España e Inglaterra. El autogenocidio de 1994 en Ruanda fue un regalo póstumo del rey Leopoldo. Diversas formaciones que aterrorizan hoy a la paupérrima población de Nigeria u otras naciones mediante crímenes, mutilaciones, secuestros y linchamientos colectivos tienen detrás el respaldo de la tenebrosa Agencia Central de Inteligencia de EE.UU.
Las grandes masas poblacionales de América Latina -región dormida durante siglos de engaño, en estado de duermevela por décadas, pero aun intentada timar y someter por el discurso neoliberal y la prensa al servicio de la oligarquía dominante-., comienza a disponer de la imprescindible alfabetización política, ideológica, histórica y cultural para decantar cuando le quieren vender gato por liebre y defender a sus gobiernos en una batalla no librada en realidad para proteger el estrado de nadie sino en pos de preservar la integridad física y la soberanía de un pueblo cuya sangre india, mestiza, africana y europea se derramó en cataratas sobre riscos, collados, llanuras, ríos en función de esa causa redentora perfilada sobre la silueta de una cruz.
Si ese grado de conciencia no existiera, ya, hoy, en el pueblo venezolano, no hubiera podido resistir, junto a su dirigencia, el más agrio y reciente capítulo de la andanada beligerante del imperio norteamericano, al cual, en la VII Cumbre de las Américas, no le quedó menos que reconocer que contra la decisión compacta de un continente de velar y proteger de manera mancomunada a todos sus integrantes nada resulta posible: ni la maquinaria ideológica y militar más abrumadora existente sobre el planeta.
Desde mi punto de vista, la más importante lección derivada del encuentro celebrado en Ciudad de Panamá los días 10 y 11 de abril de 2015 es que de la unidad, el cierre de filas, la concertación y el apoyo entre los pueblos y gobiernos de esta área geográfica dependerá, en buena medida, la contención imperial para abalanzarse sobre nosotros. A repasarse una y otra vez, los discursos de Maduro, CFK, Daniel, Evo, Raúl y otros son alegatos de alta connotación histórica, vertebrados en una columna de pensamiento abocada a la visión vital de defender un modelo de desarrollo propio y la misión cardinal de la integración, sin el arbitrio de potencias extranjeras con sentimientos históricos “excepcionalistas” indisolubles a su esencia, cual recordaba Rafael Correa en el extraordinario discurso pronunciado durante la clausura de la Cumbre de los Pueblos. El presidente ecuatoriano resumió bien allí el sentido del encuentro: “la VII Cumbre de las Américas fue una Cumbre histórica en la que se evidenció que jamás vamos a ser el patio trasero de nadie”.
En tanto elemento central de la unidad regional preconizada, las más de treinta naciones asistentes a la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno celebraron el arribo de Cuba a estas citas. Y la voz de nuestro país allí retumbará en los anales de un nuevo orden de significados dentro del concierto americano. Tras rememorar la trayectoria depredadora imperial sobre la Isla, Raúl dijo cuanto dijo delante de quien lo dijo, y ha quedado clarísimo hasta para los sordomudos (por si aun no lo estaba para algunos) que Cuba proseguirá el diálogo con EUA sin renunciar a sus principios: “El diálogo respetuoso y a la convivencia civilizada entre ambos Estados dentro de nuestras profundas diferencias”,  según las palabras textuales de nuestro líder.
Por eliminar irremisiblemente el bloqueo verdugo, unidos, solidarios, le acompañan en su exigencia los pueblos libres de América Latina.

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