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viernes, 23 de octubre de 2015

Una pelea cubana contra demonios empaquetados

Glenda Boza Ibarra

Cuando la televisión —sin cajita— y el resto de los medios de información no satisfacen las demandas de la mayoría, algo anda mal. Entonces aparecen las alternativas: “bancos” de casetes VHS grabados en hoteles e instalaciones con acceso a múltiples canales foráneos; amigos que regresan del exterior cargados de películas, conciertos, páginas web, documentos y materiales audiovisuales descargados de Internet durante cientos de horas de desvelo; ventas de DVD de música y video sin el más mínimo respeto al derecho de autor… La tendencia es que el entretenimiento muchas veces, cueste más de lo debido.
“Yo doy todas las semanas diez pesos para que me lleven a la casa series y shows extranjeros, pero sé de ‘socios’ que pagan mucho más”, comenta uno de esos jóvenes “ociosos” en el Bulevar de Cienfuegos.

 “A mí no me pesa pagar cinco pesos para copiar novelas porque así me distraigo en la casa”, confiesa una mujer jubilada.
En ambos casos hacen referencia al Paquete, una compilación con extrema popularidad en la población cubana por su “diversidad” de productos, cuyo precio puede superar incluso, los 5 CUC.
¿Por qué la gente prefiere gastar dinero en esto cuando son una preocupante los bajos ingresos de muchas familias cubanas?
Muchos prefieren enajenarse, pagar y consumir de forma acrítica aquello que distrae. Sin embargo, pocos conocen que existe una forma de acceder también a materiales entretenidos y educativos, sin pagar un centavo.

MI MOCHILA ES DE TODOS

Hace algunos meses, los Joven Club de Computación y Electrónica (JCCE) pusieron a disposición de los cubanos el producto compilatorio Mi Mochila, “una opción audiovisual cultural de entretenimiento para todas las edades, la cual promueve materiales de calidad que, sin perder sus atractivos como alternativa para el disfrute del tiempo libre, contribuye al crecimiento cultural y a la formación de valores éticos en sus consumidores”, explicó a la prensa Yarina Marlones Hidalgo, al frente de ese proyecto.
“En Mi Mochila, respetando el derecho de autor, brindamos productos cubanos y extranjeros, (…) entre ellos, novelas, series, teledramas, documentales, informativos, programas humorísticos, entre otros. En la carpeta de Literatura se publican textos digitales de diferentes géneros y autores de renombre. También proporciona aplicaciones informáticas para PC y para teléfonos celulares, como Andariego, Conoce Cuba, Ecured…”.
La analogía y preponderancia a los productos de factura nacional ha llevado a muchos a catalogarlo como  El paquete cubano. No obstante, “nuestro proyecto no intenta ser una contraofensiva al Paquete, ni ignora la aceptación de esa oferta entre la parte de la población que lo paga o adquiere por una u otra vía. Lo que pretendemos es coexistir con él como una alternativa gratuita, más integral y selectiva por la variedad y calidad de sus contenidos, desde lo digital y lo cultural”, acentúa Daniel González Reyes, especialista principal de Programas Especiales de los JCCE.
Sin embargo, pese a las buenas intenciones, la mochila todavía adolece de falta de promoción y divulgación, deficiente distribución de sus casi 400 GB y una actualización quincenal que puede variar por problemas de transportación.
De acuerdo con Yoselt Juanes Águila, director provincial de esta institución, por no contar con discos duros externos se dificulta la repartición de este producto a otros JCCE (actualmente solo se halla en los ubicados en la Calle Dorticós, la Avenida 5 de Septiembre y el barrio Punta Gotica, todos del municipio cabecera).
“Esas dificultades técnicas impiden que podamos extenderla a los 25 instituciones del territorio y que desde diciembre de 2014, el promedio de clientes interesados en el servicio sea de 792.
“Todavía hay quienes no saben de Mi Mochila, ni qué pueden encontrar en ella. En los JCCE dónde se halla la población puede sentarse en la PC, revisar el contenido y copiar gratuitamente todo lo que desee”.

PA' QUE TE EDUQUES

También el Ministerio de Educación (MINED) dio a conocer recientemente el Pa´que te eduques, un producto digital de carácter principalmente didáctico que, libre de costo, incluye archivos como documentales, filmes y música para la recreación y el entretenimiento.
Según declaraciones de Iván Barreto Gelles, director de la Empresa de Informática y Medios Audiovisuales del MINED, los contenidos se localizan a través de un motor de búsqueda para que el usuario no se pierda buscando entre más de un terabyte de información, y después de revisarlos pueda escoger qué copia y se lleva para su casa.
“Además, le agregamos la carpeta Aprende a mirar, que agrupa videos con comentarios de especialistas y datos curiosos para que los jóvenes se formen un juicio crítico de lo que están viendo.
“A eso le adicionamos tutoriales y cursos para el autoaprendizaje, lo mismo de idiomas extranjeros y computación que de agricultura o albañilería; apoyados en gráficos animados y en hipervideos, un recurso que permite visualizar a la vez video, texto y foto”.
De acuerdo con directivos, este producto llegará primero a las Direcciones Provinciales de Educación y será distribuido luego a todos los centros educacionales.
Aunque esta figura como una buena opción no solo para las centros de enseñanza, sino para la propia familia en aras de acompañar a sus hijos en la formación, la nueva “depuración” del Paquete, coexiste entonces con Mi Mochila, cuándo lo más lógico sería no gastar doble en esfuerzos y recursos, sino más bien incluir en uno solo todos aquellos materiales “cualificados”.

¿LO MEJOR DEL PAQUETE?

¿Es el gusto relativo o no? ¿Cómo calificamos lo estéticamente bueno o malo? ¿Quienes deciden qué es adecuado consumir y qué no?
Niurka González Martí, subdirectora de informatización de la dirección provincial de los JCCE, informó que hasta el momento los cienfuegueros se interesan más por la secciones de cine, música, novelas y series de Mi Mochila, lo que refuerza la tendencia del consumo cubano, independientemente del soporte compilatorio.
La introducción de productos de otra hegemonía cultural, reproductora de un sistema e ideología distintos al nuestro, es inevitable en los tiempos actuales. Las necesidades de ocio e información no son siempre satisfechas por los medios y canales tradicionales.  Incluso, hasta los pocos estudios de recepción e investigaciones desconocen lo que quiere la gente.
Si bien es cierto que las limitaciones económicas nos ubican en desventaja con productos foráneos, los cubanos tenemos ejemplos de cómo es posible producir materiales de válida factura cuando existe la voluntad y creatividad.
El quid de la cuestión no está en decirle a la gente qué debe consumir, dónde o cómo hacerlo.
Sería mejor integrar esfuerzos y fomentar la educación que permita a las personas entretenerse, discernir y saber consumir críticamente;  reconocer en aquello que le entretiene la poca valía artística, el intento de manipular e inocular con patrones desligados a los buenos valores, o la poca veracidad y cercanía con la realidad.
Los demonios a vencer, no vienen empaquetados. (Tomado de 5 de Septiembre)

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