domingo, 20 de marzo de 2016
Air Force One in Havana
Hace más de dos décadas el desaparecido escritor mexicano Carlos Fuentes, alguien cuya grandeza literaria no se equiparaba a sus irregulares posiciones ideológicas, opinó que "los americanos son unos estúpidos, porque si hubieran levantado el bloqueo a su tiempo, ya hacía años que Castro se hubiese evaporado entre una de las volutas de sus famosos tabacos". Criterio muy discutible, pero con todo un zorruno backstage de pragmatismo ideológico en el telón de la agenda occidental.
La arrogancia de las administraciones, la autoconcepción del "excepcionalismo" del sistema, la idea de que era necesario un castigo a la isla comunista y la presión permanente de la ultraderecha cubanoamericana en EE.UU impidió que el sector en el poder de la política yanqui pusiese en práctica estrategias de acercamiento blando a gran escala, si bien implantaron acciones focalizadas sobre ciertos sectores.
Agotadas todas las opciones en función de derrumbar el gobierno de Cuba (invasiones, guerras bacteriológicas, terrorismo, constantes campañas mediáticas adversas y un bloqueo barbárico), la verónica estampada ahora en el ruedo ideológico no debe extrañar a la larga, vista desde la actualidad, si bien sorprendió bastante en su momento. Ni mis escritores de ciencia ficción de cabecera hubiesen podido pronosticar el 16 de diciembre de 2014 cuánto sucedería un día después y lo que va a ocurrir en Cuba en muy pocos días, cual aparente guinda al pavo del proceso de normalización de relaciones: la visita del presidente Obama. Aterrizará en el aeropuerto capitalino el Air Force One (avión presidencial), de cuya escalerilla descenderá una de las personas con más poder nominal y operativo en el planeta, quien entre sus prerrogativas incluye la de continuar desarbolando el muy tupido bosque del bloqueo, al cual ya le ha tumbado unos gajos —y ha de reconocérsele, seamos honestos, porque ninguno de sus predecesores ni siquiera llegó a eso—, pero todavía falta muchísimo.
Negociar con los norteamericanos, en cualquier etapa posterior a la II Guerra Mundial, doquiera, ha sido extraordinariamente difícil, más que con nadie en el resto del mundo, por sus características. Me pongo en el papel de nuestros líderes y comprendo la inteligencia, mesura, capacidad de diálogo y obligatorio pragmatismo político que han debido desarrollar antes de llegar al 21 de marzo.
En algún momento los historiadores precisarán unir todos los puntos de este parteaguas de la historia latinoamericana, del que aun quizá no se conozcan varios elementos de su gestación, pues "en silencio ha tenido que ser". Sin renunciar a principios, con las banderas enhiestas y la frente en alto, Cuba conversa de tú a tú con la potencia militar y económica más poderosa de la humanidad. Debemos, requerimos sacarle partido a lo segundo. De forma progresiva, en la medida que vayan cayendo muros del bloqueo, ha de aprovecharse en pos de robustecer el cuerpo económico y reciprocarle a nuestro pueblo tanto sacrificio a lo largo de más de medio siglo. EUA no nos va a regalar televisores 4 K para el cuarto, alfombrarnos la casa y ponernos langosta en el congelador, como creen algunos ilusos, pero de la interacción direccionada con su entramado empresarial sí podríamos sacar muchos dividendos que habrían de revertirse en la mejoría de la calidad de vida de una población con más de medio siglo de resistencia y que ya precisa mayor bienestar, menos dificultades, en su vida cotidiana. Pero eso hay que conseguirlo, como todo cuanto hemos logrado hasta ahora, desde nuestra inteligencia; no desde la dependencia. Contamos con el capital humano para hacerlo posible: nadie como Cuba ha invertido tanto en América Latina en tal sentido, pese a los robos de cerebros y los viajes en busca de nuevos horizontes.
Al interactuar con el vecino del norte, los futuros dirigentes de este país no podrán olvidar jamás la historia de lucha de Cuba y las pretensiones hegemónicas de EUA desde el siglo XIX. Que te conviertas en dialogante prudente del matón de la escuela no significa necesariamente que sea tu amigo. Existen alianzas tácitas con un trasfondo de utilidad necesaria que la misma historia humana te enseña a respetar, a seguir. El caso es que aquí también Goliat ha percibido la importancia de mantener contactos menos hostiles con David. No por regalo ni dádiva, sino porque el pequeñín —quien pese a todas sus limitaciones económicas sigue siendo faro moral del mundo, sí—, se lo ganó. A pulso, a pantalones. Air Force One tocará tierra esta tarde. Ahora, a por el fin total, real del bloqueo y la devolución del trozo de Guantánamo que nos robó una centenaria enmienda entreguista.
Publicado por
storm captain
en
2:42:00 a. m.
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