Luis Britto García
Cuando la atrocidad se hace cotidiana, se adormece el asombro. Una coalición de las más voraces potencias imperialistas bombardea a Libia prosiguiendo la operación de latrocinio global de la energía fósil que llevará a una Guerra Mundial (...) Los ladrones de petróleo saquean las reservas internacionales del país agredido aniquilando de paso el sistema financiero mundial, y los medios fingen que nada ha sucedido.
Bajo el título El día que desaparecieron las reservas internacionales, de cuyo texto es el extracto citado, el pasado 1ro de mayo el intelectual Luis Britto García (Caracas, 1940), narrador, ensayista, dramaturgo, dibujante y autor de más de 60 títulos, alertaba en su bitácota personal sobre las razones que llevan a pensar en la posibilidad del desate de una conflagración incontrolable a escala mundial y cerraba conminatorio su análisis: O aprendemos de Libia, o erramos.
Apenas una veintena de días más tarde insiste sobre el tema con este conteo regresivo, según el cual el mundo pudiera hallarse al borde de una guerra sin vuelta atrás. Despojado de propósitos catastrofistas e interés por crear falsa alarma, el comentario se convierte en una premonición tan conmovedora como real, bien distante y sin punto de contacto alguno con el muy publicitado "juicio final" anunciado por el predicador estadounidense Harold Camping.
Por su interés como material de reflexión, Fanal Cubano pone a disposición de sus lectores esta entrega del reconocido intelectual venezolano:
10
Las reservas mundiales de hidrocarburos se agotarán en poco más de media centuria; el país o pandilla de países que saqueen la energía fósil dominarán durante ese medio siglo.
09
Estados Unidos declara en su plan New American Century que no renunciará a su hegemonía ni a la disposición de los recursos del mundo al costo que sea; la nación o pandilla de naciones que monopolicen la energía fósil dejará al resto del mundo sin ella.
08
Si Estados Unidos y dos o tres títeres europeos pillan todos los hidrocarburos, ello implicará para China, Rusia, India, Brasil y los demás países emergentes la muerte como potencias y como países; algunos de éstos no necesariamente se resignarán a perecer de inanición: Rusia, China, India y Corea tienen cabezas nucleares y otros las están fabricando.
07
Las guerras para el monopolio global del petróleo arrancaron hace dos décadas; secundariamente, persiguen quebrar el espinazo a la OPEP mediante una posible sobreventa en el mercado mundial para impulsar una temporal caída de los precios que desestabilizaría los gobiernos del cartel y los forzaría a privatizar yacimientos e industrias.
06
Dicha sobreventa transitoria disminuiría los ingresos de los grandes monopolios petroleros capitalistas un año pero les daría el control del mundo durante el medio siglo que tardarán en acabar con el planeta aplicando su único plan de sobreexplotación saqueadora y derroche ilimitado.
05
En vano esperarán después la entrega de su parte los países emergentes que con su complicidad, inacción u omisión del veto en el Consejo de Seguridad consientan en este pillaje. La conducta recompensada tiende a repetirse: las guerras de latrocinio de petróleo no pararán hasta el conflicto final.
04
Las guerras mundiales comienzan porque no se detiene a tiempo las locales: cuando Hitler anexó Austria e invadió Checoeslovaquia, en lugar de detenerlo se le legitimaron sus conquistas con el Pacto de Munich. Las guerras, como los incendios, deben atajarse al comienzo, sin lo cual se vuelven inmanejables. La cobarde capitulación de Munich fue el prólogo de la agresión a Polonia y la hecatombe total.
03
Una Guerra Mundial se cierne sobre el planeta. Libia es el Munich de la venidera conflagración global. No olvidemos que el objetivo fundamental de Hitler era el oro negro del Bakú, y que la Guerra del Pacífico estalló porque Estados Unidos le impuso un embargo petrolero a Japón. Setenta años han pasado y la estrategia de las potencias gira más que nunca en torno a los hidrocarburos. En Libia no se debate una cuestión de hegemonía sino de supervivencia planetaria. Unos 320 millones de estadounidenses no pueden usurpar por la fuerza los recursos del mundo y privar de ellos a más de 7.000 millones de habitantes del globo. Éstos tampoco pueden consentir la prolongación de un modelo de uso predatorio de los recursos que llevará a su colapso la civilización.
02
Las guerras locales de saqueo por el petróleo no pueden ser evitadas congraciándose con los agresores, aceptando paquetes neoliberales, abriéndose a las inversiones ni entregando revolucionarios. A las guerras mundiales se las conjura deteniendo las guerras locales, y éstas se evitan venciendo en las guerras parciales internas.
01
Cada conflicto de saqueo por el petróleo estalla tras una guerra parcial de satanización mediática de la víctima. Arranca con otra guerra parcial de patrañas noticiosas y judiciales de terrorismo o protección a los terroristas, narcotráfico y violación de los Derechos Humanos. Revienta con la guerra parcial de la invención de conflictos étnicos o regionales a los cuales se pueda dar visos separatistas. Se desencadena con la injerencia disimulada o abierta de países vecinos que invaden o prestan su territorio a invasores. Sólo la solidaridad internacional de las futuras víctimas y la victoria en estas guerras parciales internas puede conjurar las guerras locales de saqueo y su culminación en la Guerra Final. O resistimos unidos, o perecemos aislados.
00
Dios nos agarre confesados.
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