Santiago Brugal Almanza (*)
La economía mundial ha estado creciendo últimamente a un ritmo insostenible, provocado por el efecto dólar, y comienza a perder celeridad, con lo que parece iniciarse una gran corrección en los mercados.
El factor clave que frena al excesivo crecimiento es el componente especulativo de la inflación, originado por el efecto dólar generado por los paquetes de estímulo del gobierno estadounidense.
Washington ha aplicado una política que denomina de flexibilización cuantitativa (QE2) y con ello ha desbordado y desestabilizado los mercados mundiales con dólares devaluados.
A lo anterior se suman el resto de los componentes integrantes de la inflación, como la acumulada, la estructural y la fundamental, que son permanentes e irreversibles.
También han incidido factores temporales provocados por desajustes climáticos, desastres naturales y acontecimientos geopolíticos, que coinciden desde hace un tiempo.
La economía estadounidense pisó el freno en su ritmo de crecimiento en el primer trimestre del año, debido al alza de los precios, especialmente en los alimentos y gasolinas, a lo que se unió el recorte del gasto gubernamental, el mayor desde 1983, según datos del Departamento de Comercio.
Después de una tasa anualizada de crecimiento del 3.1 por ciento en el cuarto trimestre del 2010, el producto interno bruto (PIB) creció a un ritmo de 1.8 puntos porcentuales, decepcionando a quienes esperaban un incremento del dos por ciento.
En todo el año último el PIB creció un modesto 2.9 por ciento, el mayor incremento en cinco años.
Otras cifras de la economía estadounidense confirman la contracción del crecimiento, revelando que las medidas tomadas por la Reserva Federal (FED) han sido contraproducentes a la recuperación de la economía e incluso se encuentra seriamente dividida en las decisiones a tomar.
Los mayoritarios dentro de la FED consideran que los riesgos de inflación siguen siendo limitados, debido a que el desempleo permanece demasiado elevado, pues esa tasa subió a nueve por ciento, con tendencia al incremento.
Mientras, los minoritarios recomiendan subidas de los tipos de interés a final de año, por el alza de las expectativas inflacionarias.
En su última reunión, la FED anunció que pretende concluir el QE2 el próximo mes de junio, pero cuestionan si podrá hacerlo cuando evidentemente la economía necesita más estímulos.
Es por ello que se habla ahora de aplicar un posible QE "2.5" dado que un QE3 no parece aconsejable dadas las condiciones financieras.
Por otra parte la FED acaba de anunciar que hasta junio comprará más de 92 mil millones de dólares en bonos del Tesoro y TIPs (bonos respaldados contra la inflación).
Además, se deterioró aun más y por séptimo mes consecutivo, el déficit del año fiscal 2011, que subió 8.78 por ciento, desde los 799 mil 680 millones de dólares del año anterior.
Esa situación añade más presión para reducir el déficit fiscal del gobierno del presidente Barack Obama, cuando el 16 de este mes tocará techo la capacidad de endeudamiento permitida por la ley.
Entre otros indicadores en deterioro está la balanza comercial, que registró un déficit de 48 mil 200 millones de dólares en el mes de marzo, el nivel más alto desde junio del 2010.
El Departamento de Comercio estadounidense informó que los precios generales de las importaciones se incrementaron un 2,2 por ciento en abril y superaron las previsiones de analistas de un alza del 1,8 por ciento.
Sin contar los volátiles costos del petróleo, los precios de las importaciones subieron un 0,6 por ciento tras un aumento del 0,4 por ciento en marzo.
En 12 meses hasta abril, los precios de las importaciones se incrementaron un 11,1 por ciento en general y un 4,3 por ciento excluyendo petróleo.
Los precios de los alimentos importados aumentaron un 1,8 por ciento frente al alza del 4,2 por ciento registrada en marzo.
Si se excluye el petróleo y los alimentos, los precios de las importaciones aumentaron un 0,5 por ciento en abril tras subir un 0,3 por ciento en marzo.
El alza mensual en los precios de las importaciones reflejó un incremento del 7,2 por ciento en el precio del petróleo importado, que en marzo ya había subido un 9,8 por ciento.
Una investigación reciente de la FED de Boston sugiere que un salto de 20 dólares por barril en el precio del petróleo restará cerca de cuatro décimos de un punto porcentual del PIB estadounidense en dos años.
El informe del Departamento de Comercio mostró además que los precios de las exportaciones subieron 1,1 por ciento tras aumentar 1,5 por ciento en marzo, superando el alza del 0,9 por ciento esperada por los analistas.
En los 12 meses transcurridos desde mayo del 2010 hasta el último mes de abril, los precios de las exportaciones aumentaron 9,6 por ciento, impulsados por alzas en los alimentos y en los materiales industriales.
Además, el Departamento de Trabajo dijo que su índice de precios pagados a las puertas de las fábricas y granjas, ajustado por estacionalidad -excluyendo los volátiles costos de la energía y los alimentos- se elevó un 0,3 por ciento.
En un año (de abril del 2010 hasta igual mes del 2011) el índice subyacente de precios al productor trepó un 2,1 por ciento, la mayor alza desde agosto del 2009.
Los precios al productor en su medición general escalaron un 0,8 por ciento en abril, después de un alza del 0,7 por ciento en marzo, El alza interanual del 6,8 por ciento en los precios al productor fue la más elevada desde septiembre del 2008, agregó.
"La cifra se ve consistente con que ha habido algo de reciente aceleración en la presión inflacionaria subyacente, lo que implica que la FED no tiene espacio para la complacencia, incluso si el alza fuera impulsada por un avance en la energía que parece haber tocado su techo", dijo David Sloan, economista de IFR Economics, una unidad de Thomson Reuters.
Por otro lado, el Departamento de Trabajo dijo que la productividad de las empresas en EE.UU. creció en el primer trimestre del año a un ritmo del 1.6 por ciento.
Sin embargo, ese aumento está por debajo del 2.6 por ciento de los tres meses anteriores y ocurre de manera paralela a la caída de los salarios de los empleados.
La mejora de la productividad fue posible al incrementar los bienes y servicios producidos, que superó en más del doble a las horas trabajadas.
La producción de bienes y servicio creció a una tasa anualizada del 3.1 por ciento en el primer trimestre, en tanto que las horas trabajadas solo aumentaron un 1.4 por ciento.
Aunque el pago por hora trabajada creció un 2.6 por ciento en tasa anualizada, una vez ajustada a la inflación, los salarios cayeron un 2.5 por ciento.
Se trata de la mayor bajada desde el tercer trimestre del 2008.
En términos generales, la productividad de las empresas estadounidenses ha estado creciendo desde el 2009, porque las compañías han aprovechado los ajustes de personal que acompañaron a la crisis para mejorar sus sistemas de producción y eliminar ineficiencias.
Por otra parte, la Agencia Internacional de Energía (AIE) recortó su pronóstico de la demanda global de petróleo para este año, debido a la persistencia de los precios altos y las proyecciones de menor crecimiento para las economías desarrolladas.
Vemos claramente una ralentización en el crecimiento de la demanda comparado con el nivel del año pasado y que gran parte de esto se concentraría principalmente en América del Norte en términos de gasolina, dijo David Fyfe, jefe de la división de Mercados e Industria Petrolera de la AIE.
Datos preliminares de marzo mostraron una marcada desaceleración en la demanda global de petróleo.
"Precios persistentemente altos en esta etapa del ciclo económico podrían en última instancia plantar las semillas de su propia destrucción. Hasta entonces, el mercado enfrenta fundamentos que aún podrían ajustarse en la segunda mitad del 2011", dijo la AIE en el reporte.
(*) El autor es periodista, jurista, ex diplomático cubano, laboró en la Comisión Económica de la Asamblea General de la ONU y colabora con Prensa Latina.
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