La ejecución de Troy Davis suscitó una campaña internacional sin precedentes. |
Davis murió a las 11:08 p.m. Antes de ser ejecutado insistió en su inocencia hasta el último momento. “Lo que pasó aquella noche no fue mi culpa. Yo no tenía un arma", sostuvo antes de recibir la inyección letal. Asimismo dijo a sus amigos y familiares que insistieran hasta conseguir la verdad.
Sus últimas palabras hacia los encargados de la ejecución fueron "Dios bendiga sus almas".
La Corte Suprema de Estados Unidos rechazó el miércoles el último recurso presentado por la defensa de Davis para suspender su ejecución, acto que suscitó una movilización internacional sin precedentes.
El caso de Davis, presentado por su defensa como el prototipo del hombre negro condenado injustamente, ha reabierto el debate en torno a la pena de muerte en EEUU y cientos de personas se congregaron a las afueras de la cárcel donde se llevó a cabo la ejecución, para pedir clemencia.
Por la conmutación de la máxima pena contra Davis rogaron desde el papa Benedicto XVI hasta el expresidente estadounidense Jimmy Carter, así como un millón de personas en todo el mundo en una campaña de firmas.
Davis fue condenado a muerte en 1991 por el asesinato en 1989 de Mark MacPhail, agente de policía de la localidad de Savannah.
Siete de los nueve testigos que declararon en su contra en el juicio posteriormente se retractaron, según su defensa. Sin embargo, los fiscales se apoyan en un informe de balística. La evidencia usada en su caso fue circunstancial, no hubo arma ni tampoco motivo del crimen.
En el corredor de la muerte
En EEUU hay 3 251 personas esperando ser ejecutados. Son los prisioneros que ocupan los llamados corredores de la muerte en cientos de cárceles estatales, según datos del Centro de Información sobre la Pena de Muerte, una organización no gubernamental.
Se estima que, en promedio, los presos condenados a la pena máxima pasan 13 años desde el momento que reciben la sentencia hasta que se da el cumplimiento de la misma.
Todo ese tiempo se consume en un engorroso proceso de apelaciones y contra apelaciones, que en algunas ocasiones, como en este, termina llegando hasta la Corte Suprema de Justicia en Washington.
Incluso en los casos en los que han agotado completamente el camino judicial, queda el recurso de recibir un perdón in extremis dado por el gobernador del estado, o mucho menos probablemente, del presidente.
De hecho, como dijo este miércoles Jay Carney, el portavoz del presidente Barack Obama, al comentar las solicitudes de clemencia que había recibido la Casa Blanca en el caso de Davis: "No es apropiado para un presidente de Estados Unidos intervenir en casos específicos como este".
Troy Davis fue ejecutado anoche. |
Hasta 1999 el ritmo de exoneraciones era de 3,1 al año, pero desde el 2000 aumentó a 5 por año, en parte debido a las mejoras en las técnicas de investigación policial y forense, sobre todo con el creciente empleo del ADN como evidencia.
Continuar la batalla contra la pena de muerte
Amnistía Internacional había difundido el martes una carta en la que Troy Davis insta a sus seguidores a continuar la batalla contra la pena de muerte. "La lucha por la justicia no se acaba conmigo", dijo Davis en la misiva publicada en Facebook y en su sitio web.
"Esta lucha es por todos los Troy Davis que vinieron antes que yo y todos los que vendrán después de mí", dijo. "Estoy de buen ánimo y estoy orando y en paz. Pero no voy a dejar de luchar hasta haber exhalado mi último aliento".
Hasta último momento llegaron a las autoridades peticiones de clemencia de la Unión Europea, el Vaticano, el expresidente Jimmy Carter y el nobel Desmond Tutu. Francia asegura que será "un error irreparable". "Al ejecutar a un condenado sobre cuya culpabilidad existen serias dudas, las autoridades cometerían un error irreparable", dijo a la prensa el portavoz adjunto del Ministerio de Relaciones Exteriores, Romain Nadal.
El diaro The New York Times dedicó este miércoles su primer editorial al caso. Califica la pena de muerte, no solo la de Davis si no todas, de discriminantoria, injusta e imposible de mejorar. "La pena de muerte debe ser abolida", concluye el diario. (Con información de agencias)
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