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domingo, 15 de abril de 2012

Latinoamérica une fuerzas en un pulseo inédito contra EEUU en torno a Cuba

cumbredelasaméricas-cartagena  / Fanal Cubano
Los notorios desacuerdos entre América Latina y Estados Unidos sobre el aislamiento norteamericano de medio siglo a Cuba amenazan este domingo con hundir la declaración final y quizás hasta la futura celebración de nuevas Cumbres de las Américas, arrastrando consigo los intentos de Barack Obama de recuperar su menguada influencia en la región.
Por primera vez en la historia, a una sola voz, como un puño, Latinoamérica se opuso a la exclusión de Cuba del foro hemisférico de la Organización de Estados Americanos (OEA), que expulsó a la isla de sus filas en 1962 por disentir de los dictados de Washington al calificar al organismo como ministerio de colonias yanki.
Ese fue otro golpe para Obama, que en el encuentro en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias buscaba profundizar el comercio con la región para recuperar empleos en Estados Unidos.
En cambio, en los dos días de reuniones el mandatario de la principal potencia escuchó reclamos de un mayor rol de Washington en la lucha contra las drogas y críticas de Brasil a sus políticas de estímulo económico.
Para empeorar las cosas, Obama tuvo que lidiar con un escándalo de prostitución que involucró a 16 miembros de su equipo de seguridad y que el sábado fue el tema que opacó a la Cumbre de las guayaberas, tal como la bautizó en una reciente reflexión el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro.
Ahora el rechazo de Estados Unidos y Canadá a aprobar la propuesta de que Cuba esté en la siguiente reunión continental puede llevar a que no haya un documento final de la cumbre, o incluso a que este sea la última de sus características, porque como dijo el presidente uruguayo Pepe Mujica, los dos temas políticos de la cumbre son en realidad lo que no se declara, no aparece en la declaración (...) era previsible (para) tener coincidencias en puntos bastante obvios como la desigualdad, la pobreza y el desarrollo...
"No hay declaración final de la cumbre porque Estados Unidos vetó los artículos sobre Cuba, veto al que después se sumó también Canadá; en consecuencia no hubo consensos", dijo el canciller argentino, Héctor Timerman, a la agencia estatal de noticias de su país Télam.
Y de acuerdo con trascendidos, además de la partida anticipada de la presidenta Cristina Fernández, también lo hicieron las representaciones de Venezuela, Bolivia y Paraguay, todas por un denominador común: la imposibilidad de incluir en la declaración final la participación de Cuba en futuras cumbres regionales y el respaldo a la reivindicación Argentina respecto a la islas Malvinas.
"¿Cómo es posible que no esté Cuba presente en la Cumbre de las Américas? ¿De qué integración podemos hablar si estamos excluyendo a Cuba?", dijo el presidente boliviano Evo Morales el sábado por la tarde.
En un comunicado circulado la víspera, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), bloque regional integracionista al que están suscritos Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas y Venezuela, resolvió no participar en eventuales próximas Cumbres de las Américas en las que Cuba no sea invitada, dijeron el sábado .
En protesta por la exclusión de Cuba y consecuente con su iniciativa explicitada al resto de los miembros en febrero durante un encuentro en Caracas, el presidente ecuatoriano Rafael Correa no viajó a Cartagena.
Por razones de salud y atendiendo a las indicaciones de su equipo médico, tampoco lo hizo el mandatario venezolano Hugo Chávez, mientras desde Nicaragua, el presidente Daniel Ortega, que tampoco concurrió a la Cumbre en apoyo a Cuba, aseguró con razón que las discusiones de los presidentes en Cartagena no fueron transmitidas para complacer los intereses de Estados Unidos.
"Como se iban a debatir temas que iban a poner en evidencia que Cuba no es la aislada, sino que el aislado es el imperio, entonces pusieron como condición que no se transmitiera", dijo ante cientos de participantes en un encuentro de solidaridad con la Isla.

COMO CAMBIAN LOS TIEMPOS, OBAMA. ¡QUÉ TE PARECE!


En la cumbre pasada hace tres años (Puerto España), un popular Obama despertó el entusiasmo de algunos líderes latinoamericanos con promesas y hasta medidas concretas, como relajar algunas restricciones sobre Cuba.
Pero desde el encuentro en Trinidad y Tobago, hasta hoy, el mandatario dejó relegados los compromisos con la región para centrar su atención en cómo encarar, a la vez, los reclamos de dos frentes de guerra empantanada (Irak y Afganistán) y la crisis económica galopante que consume a los Estados Unidos, sumado además el descalabro de deuda en Europa. Ello sin desconocer que, aunque tras bambalinas, la mano del Nobel de la "Paz" movió los hilos no tan invisibles de la cruzada contra Libia, enfilada ahora a Teherán y Damasco con el contubernio de su incondicional aliado medioriental: Israel.
"Desde el punto de vista diplomático, la postura inflexible de Estados Unidos le está haciendo perder cada vez más peso" en la región, dijo el presidente uruguayo José Mujica.
Y es que a todas luces, entre los asuntos relegados quedó también la lectura de Las venas abiertas de América Latina, ensayo del escritor Eduardo Galeano que le regalara a Obama en Puerto España el presidente venezolano Hugo Chávez.
Varios analistas coinciden en apuntar que Obama, de 50 años, está hoy más enfocado en ganar la reelección en noviembre y no herir las susceptibilidades de su electorado (sobre todo el hispano en un estado clave como Florida) con temas incómodos como el de Cuba, más que en su política hacia Latinoamérica.
En el colmo de la inconsecuencia, que no de la ceguera política, Obama ha llegado a plantear que "a veces siento en algunas de estas discusiones, o al menos en los reportes de la prensa, que estamos atrapados en una máquina del tiempo, volviendo a la década de 1950, la diplomacia de cañoneros y yanquis y la Guerra Fría, y esto y lo otro. No es el mundo en el que vivimos hoy".
¿En qué mundo vivimos entonces señor Obama?
Cierto, ya no son cañoneras, ahora son portaviones nucleares, escudos de misiles, pero igual, guerras de rapiña por el petróleo, conflictos geoestratégicos para mantener el dominio a escala planetaria, y todo ello adaptado a las condiciones de un mundo globalizado al cual lanzan campañas mediáticas para encubrir la esencia que continúa siendo imperialista ciento por ciento.
En el caso particular de Cuba, la Isla sigue sometida al mismo bloqueo económico, comercial y financiero que le impuso Estados Unidos hace medio siglo, política maquillada solo con algunas concesiones cosméticas que hizo Obama, aunque en la práctica, y de manera paradójica, la persecución de quienes osan violar los dictados del cerco se ha acentuado precisamente con esta administración.
Con su habitual pose de magistrado planetario, Estados Unidos, cuya historia reciente y mucho más la pasada no es precisamente un dechado de virtudes, se opone a la participación de la Isla en la Cumbres de las Americas, argumentando de forma hipócrita que Cuba no ha hecho mejoras democráticas y políticas significativas para reintegrarse a la OEA.
Con ese planteamiento Washington desconoce dos elementos históricos clave:
1.- Que los cancilleres participantes en la XXXIX Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), reunida en San Pedro Sula, Honduras, alcanzaron el 3 de junio de 2009 un acuerdo para derogar de forma consensuada la suspensión a Cuba aprobada en 1962.
2.- Durante la instalación del Consejo Político de la ALBA, celebrado el 15 de febrero de este año en La Habana (para remitirnos al referente mas cercano sobre el tema), Cuba a través del canciller Bruno Rodríguez, ratificó por enésima oportunidad su desinterés por reingresar a la Organización de Estados Americanos (OEA), entidad que consideró una plataforma utilizada por el Gobierno estadounidense para sus pretensiones de dominación regional.
En los oídos del señor Obama deben estar retumbando aún las palabras del anfitrión Juan Manuel Santos cuando, durante el discurso de instalación de esta malograda cumbre, significó: "El aislamiento, el embargo, la indiferencia, el mirar para el otro lado han demostrado ya su ineficacia. En el mundo de hoy no se justifica ese camino, es un anacronismo que nos mantiene anclados a una era de Guerra Fría superada ya hace varias décadas (...) Así como sería inaceptable otra cita hemisférica con un Haití postrado, también lo sería sin Cuba".

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