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jueves, 26 de julio de 2012

España: rumores sobre un posible relevo...

Manuel Benítez del Río

Estos días, seguir la pista a la economía y a la política españolas  es  una locura; hoy mismo circulan rumores del posible relevo de mari-Ano Rajoy, si se consuma el rescate.
Por eso De Guindos anda en un avión como bola por tronera pidiendo apoyo a distintos gobiernos europeos para encontrar soluciones que eviten el rescate... y la cagástrofe.
Ayer no le fue bien con el alemán, que se limitó a desear suerte a España, hoy está al habla con Hollande... Veremos.
Como norma, mari-Ano y su pandilla de bandoleros no dan las grandes noticias en el Parlamento, sino en los medios de comunicación extranjeros, con énfasis en los de Fráncfort, Londres o New York porque es en dichas ciudades  donde están los mandamás del mundo.
Ayer Cataluña pidió el rescate, lo anunció a través de la BBC. ¿Por qué? Pues porque no le prestan; como a buena parte de las comunidades.
Sin embargo, ningún líder dio explicaciones sobre la decisión. Solo los mercados aseguraron que están convencidos de que el Estado español no tendrá dinero para afrontar tantos pagos.
Cataluña ha dicho que lo hace para poder hacer frente a sus deudas financieras. "Es dinero que hemos pagado los catalanes y que ahora necesitamos que nos devuelvan".
En los mercados, la credibilidad de España ha sufrido un nuevo golpetazo; si Catalunya, una de sus regiones más ricas, reconoce sus importantes dificultades financieras y pide la intervención del Gobierno... ¿cómo andará el resto del patio?
No hay que ser especialista para saber que el patio está jodío; con el fin de "levantar" el ánimo general, el exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, describió la situación así:
"España está peor que Irlanda, un país intervenido". Por culpa de los bancos, dijo, sin admitir que su responsabilidad habría sido supervisar e impedir las fechorías de los bancos.
A partir de la desastrosa gestión del caso Bankia, la política económica española se ha convertido en una pesadilla. Tres crisis entrelazadas van alimentándose entre sí, en un círculo cada vez más infernal: la financiera, la de deuda pública y la de la credibilidad del Gobierno.
Todo ello con el telón de fondo de la explosión de una gran burbuja, cuyas peores consecuencias se están viendo precisamente ahora, cuatro veranos después del comienzo de la crisis.
Por eso mismo, nada más natural que esta nueva y macabra  forma de decir "me ahogo" haya empezado por la Comunidad Valenciana, verdadera zona cero de nuestro desastre. Tras Murcia y Cataluña, que es pieza mayor, ya van asomando Castilla-La Mancha y Baleares, entre otras.
La caída de la recaudación -muy fuerte en el caso del impuesto de transmisiones patrimoniales- y el difícil calendario de vencimientos de deuda han originado amenazas reales de impago.
Más cuando los mercados de bonos parecen haberse secado para España e Italia en los últimos días: esa falta de negocio, y no la volátil prima de riesgo, constituye ahora mismo el peor síntoma de que las dificultades de la financiación son extremas.
Todo lo anterior, siendo preocupante, no constituye desde luego una sorpresa: sabíamos que la aprobación hace una semana del Fondo de Liquidez Autonómico se hacía para algo, y que algunos Gobiernos regionales no tardarían en utilizarlo. Pero, claro, por el medio estaba
Montoro.
Sus errores en este asunto han sido de nuevo estrepitosos: desde establecer un límite de déficit igual para todos -al margen de los servicios que satisfagan- y en la práctica imposible de cumplir, hasta su negativa a compartir con las comunidades autónomas el margen obtenido de Bruselas para el cumplimiento del déficit del Estado.
Nada, que todo ha sido una especie de desabrida invitación a aquellas para que pidan el rescate. Porque rescate es, o se le parece mucho.
Las consecuencias son funestas. En lo económico, porque disparan el pánico y la aversión a todo lo que suene a marca España, y por tanto, nos acerca más al abismo.
Y en lo político, porque es esta una buena ocasión para agitar -ahora con más posibilidades de prosperar- la consigna de una reforma constitucional que elimine las autonomías.
O sea, lo que le faltaba a la pesadilla española: la amenaza de que un serio conflicto territorial se sume a la ya visible y creciente tensión social.
El desgaste de Mariano Rajoy ante su incapacidad para revertir las presiones de los mercados y mejorar las expectativas económicas a pesar de su cerril obediencia a la hora de meter la tijera, es evidente para el pueblo.
Y, por supuesto, también lo es para los corresponsales de medios extranjeros que cubren la actualidad española.
El diario germano Süddeutsche Zeitung advierte de la mala situación del presidente y de los rumores sobre un "posible relevo" si se consuma el rescate.

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