Andrés García Suárez
Por interpretaciones equivocadas, o "interesadas", desde el inicio del año en curso alguien echó a rodar la bola de que el 21 de diciembre de 2012 "se acabaría el mundo", según profetizaron los mayas. En esa fecha, ciertamente finaliza una era del calendario de esa milenaria civilización antigua asentada en Mesoamérica, donde actualmente se ubican cinco estados: sudeste de México, Guatemala, Belice, occidente de Honduras y El Salvador.
Esta es una de las culturas más importantes del mundo por su legado astronómico y científico, imponentes construcciones y producción literaria. Además, las generaciones descendientes perviven con sus propios idiomas, tradiciones y costumbres, mientras los territorios donde otrora floreciera resultan motivo de numerosas expediciones científicas y turísticas.
En Guatemala estadísticas oficiales indican que los indígenas mayas representan el 40 por ciento de sus 14 millones de habitantes, aunque los pobladores originarios afirman componer el 60 por ciento de la población total del país.
Líderes de origen maya aseguran que "muchos han escrito sobre el calendario maya, pero sin entenderlo". Los verdaderos documentos de la civilización maya fueron quemados entre 1572 y 1579 por orden del Arzobispo español Diego de Landa, de la arquidiócesis mexicana de Yucatán, quien los consideró "superstición y falsedades del demonio".
La única cultura de las Américas donde el tiempo funda el espacio es la Maya. Para éstos el espacio es hijo del tiempo. Se trata de una teoría elevada a categoría científica muchísimo después por Albert Einstein. El escritor uruguayo y universal Eduardo Galeano sintetizó ese concepto nuevo del tiempo y el espacio y escribió: "... y los días se echaron a caminar y nos hicieron a nosotros, que así fuimos nacidos. Nosotros, los hijos de los días, los averiguados, los buscadores de la vida...". Pero, enfatiza Galeano una aseveración: "¡Jamás los mayas dijeron ese disparate de que el mundo se acaba en el 2012! Ese es un invento de los mercaderes que venden miedo, para que estemos prisioneros y paralizados por el miedo que es el principal enemigo de la libertad".
El 21 de diciembre concluye un ciclo de 5,125 años de esa cultura antigua, "el 13 Baktún", una era maya iniciada el 11 de agosto del año 3,113 antes de Cristo, que tras un largo cálculo finaliza el 21 de diciembre de 2012. Entonces la cuenta vuelve a cero y el 22 de diciembre nace otro, precisamente "de mayor armonía entre la humanidad, la Madre Naturaleza y el universo". Así lo interpretan guías o líderes sabios guatemaltecos, ¡y buena falta le hace a la especie humana que se cumpla esa predicción!
Más que inquietarnos por las interpretaciones apocalípticas achacadas a los mayas, lo que todo el mundo debe hacer es reorientar su comportamiento frente a la naturaleza y de muchas maneras obligar a los países del primer mundo, imperiales, a evitar continúe el calentamiento global y las políticas neoliberales cuya aplicación ponen en peligro a la humanidad.
Sin dudas la mayor preocupación es el deterioro ambiental que afecta al globo terráqueo y a su ecosistema, el calentamiento global y la contaminación resultante de la egoísta y arbitraria actividad imperial, económica, guerrerista y política que a la larga, y no muy larga, podrá ser la causa real de la desaparición de la especie humana.
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