Hace unos días coincidimos con un analista al calificar la salida de prisión del dirigente de Nuevas Generaciones del PP, Ángel Carromero Barrios, fuere cual fuere el régimen aplicado, como jugada cantada, expresión tal vez incomprensible para quienes desconocen las interioridades del béisbol, deporte nacional en Cuba.
Utilizada en calidad de sinonimia para calificar el asunto como vaticinio seguro, pronóstico por adelantado o perogrullada gritada a voz en cuello, esta tarde asistimos a la concreción de lo que era sabido: el también apodado Ángel de la Muerte, mote que ganó tras provocar el fallecimiento de los cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero en accidente calificado por la Fiscalía como homicidio imprudente, abandonó en la tarde de este viernes la cárcel de Segovia, tras obtener la categoría de tercer grado o de régimen abierto, para disfrutar de su primer fin de semana en libertad.
Carromero fue condenado en Cuba a cuatro años de prisión por el citado accidente de tráfico ocurrido el pasado 22 de julio del pasado año, aunque en virtud de un convenio bilateral vigente desde 1998, se acordó que Carromero cumpliera el resto de su condena en España. Así, en aplicación de ese acuerdo, Carromero ingresó en la cárcel segoviana el pasado día 29 de diciembre.
Según la liquidación de condena de la Audiencia Nacional, de los cuatro años que se le impusieron a Carromero por homicidio imprudente en Cuba, ya ha cumplido 159 días. Es decir, de los 1.460 días de pena, le quedaban por cumplir en España 1.301 (cumpliría su condena el 21 de julio de 2016), pues ya estuvo en prisión en la isla caribeña entre el 23 de julio al 28 de diciembre de 2012.
Pero como se trata de un hijito de papá y mamá, niño mimado de la ultraderechista Esperanza Aguirre y otros pejes gordos del partido de Gobierno que encabeza Mariano Rajoy, heredero de José María Aznar, era previsible que este diablillo disfrazado de ángel calificara para obtener el régimen de tercer grado para internos, según se alega, porque la pena por ese tipo de delito es diferente en España y en Cuba.
Así las cosas, el venidero lunes Carromero tendrá que personarse, por la mañana, en un centro de inserción social de Madrid, adonde tendría que acudir a dormir por la noche, de lunes a viernes, o en su defecto solicitar la modalidad de control telemático, tal como lo estipula el régimen aplicado a su controvertido caso.
A todas luces ha quedado evidente que, influidas por presiones desde La Moncloa, las autoridades judiciales se pasaron por las verijas el Codigo Penal, en tanto en cuando al parecer poco importa, o nada significa, que por imprudencia suya al conducir a exceso de velocidad en zona señalizada como vía en reparación, y encima de ello sin permiso (Carromero tenía la licencia suspendida por puntos debido a un notable cúmulo de multas, incluídas seis por creerse un as de la Fórmula 1 al estilo Michael Schumacher), usted mata a dos seres humanos.
Lógicamente, la decisión no la entiende el ciudadano común. No son pocos los que lo expresan en comentarios donde se alude el tema y siempre con una interrogante como común denominador. Veamos esta: "lo que no entiendo porque España está cooperando tanto con este señorito cuando hay mas de dos mil españoles presos al rededor del mundo y a esos ni los nombran. En mexico hay mas de 500 presos por esa misma causa y la verdad que por lo menos podrían ayudarlos a que cumplan la sanción en España..." (sic)
Por lo pronto una sugerencia urgente a las autoridades de control vial en la nación ibérica: colocar al borde de avenidas, autopistas y carreteras un cartel de alerta con la foto del dirigente de Nuevas Generaciones del PP enmarcada en círculo rojo y diagonal de igual color, haciendo constar que la nueva señal de tránsito emula a la célebre de ¡Peligro, animal suelto en la vía!
Sugiero leer el post La furia culpable de Esperanza Aguirre. Para acceder basta clicar sobre el título.
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