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martes, 5 de noviembre de 2013

EEUU y sus peones, solos con relación a Cuba

Lázaro Fariñas*

Hace unos días, dos de los tres chiflados que residen en Miami y que representan al Sur de la Florida en el Congreso Federal en Washington, estaban compareciendo en un programa radial que dirige la hija de un comandante de la policía batistiana. Eran Ileana Ross y Mario Díaz Balart, dos buenas patas para una mesa de dominó. Entre los tres se congratulaban por sus exitosas labores en pos de "la libertad del pueblo cubano". Como estos anti-cubanos se autodenominan "patriotas", hablaban de su "amor" por Cuba y que, en nombre de ese amor, había que seguir trabajando duramente para que los Estados Unidos siga manteniendo su política agresiva contra nuestra patria. Por supuesto, y hablando de dominó, se pasaron con fichas y no mencionaron ni una palabra sobre la contundente derrota que volvió a sufrir el gobierno de este país, hace solamente unos días en las Naciones Unidas, en donde, por 22 veces seguidas, ha sido condenado por el mantenimiento del embargo hacia la isla.

Mientras el mundo votaba por la resolución a favor de Cuba en Nueva York, un grupito de mercenarios llegados de Cuba se reunía en Washington con estas perlas anti cubanas en la sede del desprestigiado Comité de Derechos Humanos de la aun más desprestigiada OEA para montar un "showcito" sobre la supuesta violación de los derechos humanos de los cubanos por parte del gobierno revolucionario.
Mientras la resolución de la ONU tuvo amplia repercusión en los medios, la payasada de la OEA no se comentó mas allá de las fronteras de los medios anticubanos de Miami. Todo fue muy bien calculado, tanto por el Departamento de Estado como por sus peones de Miami y los criaditos venidos de la isla, acusando a Cuba en Washington, para contrarrestar la segura condena de este en Nueva York. 
Es vergonzoso que un grupo de mercenarios, que se benefician de todas los programas sociales que la Revolución implantó en Cuba, lleguen a la capital norteamericana a pedir que se refuerce el bloqueo a Cuba. Cuando se enferman van a los hospitales cubanos para que los atiendan gratuitamente, van a las farmacias a comprar medicinas altamente subvencionadas por el Estado, sus hijos van a las universidades en donde no pagan ni un centavo o a los eventos deportivos en donde pagan una miseria por la entrada, así como a los cines, teatros, salas de concierto, etc. Claro que, hacen uso de todas esas prebendas, mientras reciben una mesada que les mandan los amos desde este lado del Estrecho de la Florida.
Los congresistas de Miami, al igual que los vividores que aquí han montado todo un tinglado para vivir del gobierno de los Estados Unidos, saben perfectamente que la Cuba explotadora e injusta que tanto añoran solo va a existir en sus calenturientas mentes, y que además, no tienen ningún apoyo en el pueblo cubano. Sin embargo, siguen con el viejo discurso, el mismo que le dictan y que le han dictado desde Washington para que sigan viviendo del cuento.
Con la condena de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 30 de octubre pasado volvió a quedar demostrado que los Estados Unidos están solos en el mundo en su errónea política hacia Cuba y si los amos están aislados, hay que imaginarse cómo están sus empleados criollos a los que nadie en el mundo les hace caso. 
A los anticubanos de la ultraderecha de Miami solo les queda la retórica anticomunista, totalmente alejada de la realidad de la sociedad cubana revolucionaria pre período especial, y más aun, con la de ahora, después que el Estado cubano ha estado implantando las medidas de los lineamientos adoptados por el Partido en su último Congreso.
Ya llegará el día en que este país acepte que ha sido un error y un crimen haber mantenido a un pueblo vecino sometido a un abusador, injusto y criminal embargo, que además del daño que le ha hecho al pueblo cubano, le ha hecho un grandísimo daño a su imagen internacional y los ha llevado a encontrarse en un total aislamiento sin una gota de respaldo en el mundo. En ese día, cuando llegue, se cerrarán las puertas de la industria de la que ha vivido una serie de pícaros criollos, la industria del anti cubanismo.

(*) Periodista cubano radicado en Miami.

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