Edmundo García
A comienzos de esta semana el señor Francisco García Martínez, uno de los radio pacientes de “la caverna mambisa” (como llama el colega Eddie Levy a los oyentes de Radio Mambí), le contaba al veterano locutor Armando Pérez Roura que la idea de hacer un inmenso cementerio colectivo en Miami se le había ocurrido a uno de sus amigos comunes después de una visita al Arlington Cementery, en Virginia.
En Arlington se guarda la memoria física de soldados y oficiales de la guerra de independencia de los Estados Unidos, de la guerra civil, de fallecidos en la explosión del Maine en La Habana, en la II Guerra Mundial, en la Guerra de Corea, en Iraq, en Afganistán.
Francisco García Martínez parece ser un anciano ciertamente juicioso y comentaba a Pérez Roura que como la derecha miamense no tiene regreso a Cuba, lo mejor que hacían era buscar un lugar donde quedarse definitivamente porque en Miami no cualquiera puede comprar una parcela de tierra. Ni para vivir ni para morir.
Fue por eso que con la ayuda del ex comisionado Joe Martínez consiguieron un área en el suroeste de Miami; que por cierto es también un negocio lucrativo que sin terminar apunta a los 800 mil dólares de inversión y ha recibido varias subvenciones del condado, entre ellas dos de 200 mil dólares cada una. Aunque los implicados siempre insisten en las “donaciones desinteresadas”.
Con todo lo descabellado que parece, el cementerio colectivo es un proyecto más realista que la mayoría de los planes de la contrarrevolución cubana. Más realista y con los pies mejor puestos “en la tierra” que la invasión de Girón, que el plan Torriente, que la operación Mangosta, que Alpha 66, que Hermanos al Rescate, que Radio y Televisión Martí, que la flotilla de Ramón Saúl Sánchez, que el contraproducente e impopular atraco de “Con la Misma Moneda” de La Fundación, que la Radio República del llamado Directorio Democrático, etc.
Los experimentados ancianos del “exilio histórico” saben que lo único que les queda es gozar lo que les queda de vida (y algunos lo están haciendo con creces) y prepararse para morir.
Porque saben también que ninguno de los inventos de la contrarrevolución interna, que ya pasa más tiempo turisteando en el extranjero que dentro de Cuba, van a cumplirles la promesa de devolverles los privilegios y propiedades que tenían con Batista.
Han perdido la fe, si alguna vez la tuvieron, en tumbes y engañifas como la Comisión de Derechos Humanos de Elizardo Sánchez, las Bibliotecas Independientes (de varios “fundadores”), el proyecto Emilia de Biscet, los mensajes de Yoani, las marchas de las Damas de Blanco, las películas de Estado de Sats, las labores de contrainteligencia de UNPACU, y decenas y decenas de pretextos para justificarse un pago de agencias y gobiernos extranjeros.
No por casualidad entre los negocios que más se anuncian hoy en Miami están las funerarias. Ni siquiera la viagra ni las una vez famosas bombitas para la estimulación sexual se promocionan tanto como las cremaciones y los “entierros tradicionales”. Las funerarias Bernardo García en Miami se venden a todo tren como “La única cadena de funerarias cubanas independientes sirviendo a la comunidad latina”. Ofrece velorios prepagados y con baja mensualidad, entierros con misa de su elección y “Embarques a cualquier país del mundo”. Su competencia, las funerarias Caballero Rivero, les proponen a los cubanos de Miami velorio a domicilio, entrega de cupones de ahorro, arreglos florales desde 80 a 300 dólares y otras “comodidades” más.
Esa es la verdadera realidad, el verdadero futuro de la contrarrevolución cubana asentada en el sur de la Florida. Estas inversiones funerarias en Miami, realmente caras, comparadas con el par de computadoras de uso y la decena de baratas memorias flash con que respondieron a una solicitud de Yoani Sánchez, demuestra qué es lo que toma realmente en serio la derecha cubanoamericana.
Este es el verdadero porvenir que una contrarrevolución antinacional y plattista ha forjado para el llamado exilio cubano.
Ese es el premio oculto que le tienen preparado los mismos periodistas mentirosos y manipuladores que dicho “exilio” ha venido eligiendo para anestesiarse la conciencia.
Y aunque no es el tema de este artículo, quiero decir que por ese camino va también la “oposición” y la contrarrevolución venezolana que se ha establecido en Miami. Realmente no hay lugar en una revolución patriótica para oponentes de estas características. No es el gobierno, ni la policía, ni el ejército: es el mismo pueblo quien no quiere trato con personas que se venden a los intereses extranjeros contra los de su país.
Por eso, como he dicho otras veces, considero que la contrarrevolución cubana está en muy buenas manos. La tarea de hacer “oposición”, que en determinadas condiciones puede considerarse provechosa en un país porque motiva la discusión, en el caso de esta que ha surgido en Cuba y se entierra en Miami está totalmente desacreditada por su entreguismo. De esa forma no conseguirán nada, no significarán nada.
Es una garantía para la revolución, por ejemplo, que una persona como Berta Soler se declarare “opositora”. Una rival egoísta, que maltrata a sus compañeras, servil a sus jefes extranjeros, mal hablada, manipulable por las organizaciones de Miami, no es muy difícil de derrotar.
Esta semana los medios de Miami trataron de glorificar a Berta Soler por un escándalo que ella misma provocó en el aeropuerto de La Habana cuando llegaba del extranjero. Le faltó el respeto a un agente del orden, protestó de forma descompuesta porque le revisaron, porque Berta cree que su maletín es una valija diplomática; y por su escándalo fue retenida como lo hubiera sido en cualquier lugar del mundo. El feo espectáculo que Berta Soler dio en La Habana, si lo hace en Miami, todavía estuviera presa.
Ayer, de forma oportunista, sabiendo que es un lugar más concurrido que la 5ta avenida por cuyo paseo central ella suele desfilar, convocó una manifestación contrarrevolucionaria frente a Coppelia. Lo primero anormal aquí es que Berta no se presentó a la actividad que había convocado. Lo otro es que como documentó el periodista Enrique Ubieta, que sí estuvo en el lugar señalado, fueron solo dos personas vestidas de blanco que cada cinco minutos pasaban por el mismo sitio. Como siempre, con la desmedida atención de reporteros extranjeros acreditados en Cuba cuyas redacciones les encargan cubrir ese tipo de payasada.
Pero hay más noticias nuevas sobre los fraudes de Berta Soler. Un conocido portal cubano que nunca se ha ido con una información mala, el blog de Yohandry, maneja el dato de que unas llamadas becas que ha creado la Fundación Nacional Cubano Americana están siendo acaparadas por dos hijos de Berta Soler y una sobrina de su esposo Ángel Moya. En la lista de dichas becas también está una hija de José Daniel Ferrer, el marajá de Palmarito de Cauto dueño de un invento llamado UNPACU. Junto a esto hay señales de nepotismo, uso de recursos comunes para hacer turismo familiar, amenazas de estilo mafioso a miembros de esa misma contrarrevolución que han protestado contra el abuso de poder, peleas por dinero, por celos e infidelidades, etc.
Como les decía, si ese tipo de persona es con la que la derecha cubanoamericana cuenta para revertir el proceso de la revolución cubana, la verdad que no hay que preocuparse mucho. No van a llegar a nada. Se quedarán ahí, quemando etapas: del entrenamiento operativo a la fama mediática, de la fama al olvido, del olvido al asilo de ancianos y de ahí a las funerarias y al cementerio. Sin historia, sin memoria, ni nuevas generaciones que le sigan por su falta de legado y proyecto político. (Tomado de La Tarde se Mueve)
La cuenta del autor en Twitter: @edmundogarcia65
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