Maria E. Alvarez Ponce
Poderoso territorio de paz: así la llamó el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y fue declarada hoy América Latina y el Caribe, en la jornada final de la II Cumbre de la Celac, mecanismo de integración y cooperación que en La Habana se vistió definitivamente de largo.
El anfitrión Raúl Castro -Presidente también de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños hasta este miércoles para nada de ceniza y sí de gloria-, se reservó el placer de firmar de último y en público, lo ya suscrito por los mandatarios de los otros 32 países de la región, y proclamarla Zona de Paz con voz solemne y amplia sonrisa.
Las cámaras mostraron, uno tras otro, los rostros no menos orgullosos y risueños de los dignatarios presentes en la cita y conscientes de la trascendencia de esta decisión, que interpreta fielmente un legítimo anhelo y la voluntad de sus pueblos, y al mundo ofrece una lección y un inestimable aporte en el complejo tema de las relaciones internacionales, la paz y la seguridad.
Historia hizo y hará la Cumbre, que por mucho tiempo será recordada, por este paso con botas de siete leguas y por todo lo discutido y aprobado -incluidos la Declaración de La Habana y el Plan de Acción- para juntos consolidar la Celac y enfrentar problemas como la pobreza, el hambre y las desigualdades, que urge resolver y constituyeron eje central de los debates.
A batallar para hacer y, también, para lograr ser alguien en este mundo, y en nuestra época, exhortó a gobiernos, naciones y pueblos de Nuestra América el veterano luchador y Presidente de Uruguay, José Mujica, quien reflexionó que ciertamente el futuro es lo incierto, pero también aspiración, desafío y oportunidad de construir algo mejor si -como está ocurriendo- juntamos fuerzas.
No solo esta mañana -cuando en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña fue inaugurado el museo Venezuela, Tierra Libre-, sino de principio a fin, la Cumbre y sus protagonistas recordaron y honraron al líder bolivariano Hugo Chávez, uno de los mayores artífices de la Celac.
La concebía como proyecto de unión y liberación, no solo en el orden político, sino también económico y financiero, social y cultural -el más importante de nuestra historia contemporánea-, y lucharemos para cumplir su sueño y preservar su legado, afirmó el Presidente de Bolivia, Evo Morales.
Y a otro formidable inspirador rindieron homenaje: a Fidel Castro, Comandante en Jefe de la Revolución Cubana para todos los tiempos y, como expresó Maduro esta mañana en el recinto Pabexpo, el más grande y apasionado martiano, “gigante de la dignidad latinoamericana y caribeña y de los pueblos del Sur”.
Un año intenso tiene ahora por delante Costa Rica, a la que Cuba entregó hoy la Presidencia Pro-Témpore con optimismo, confianza y total disposición de continuar trabajando arduamente por el éxito de la Celac, convencida -como expresó Raúl- de que la unidad en la diversidad y la integración representan para la región la única alternativa viable.
La mandataria costarricense, Laura Chinchilla, aseguró que es una enorme responsabilidad que el gobierno y pueblo de su país asumen con entusiasmo y profundo compromiso latinoamericano y caribeño, conscientes de que han de ser agentes catalizadores de los mejores intereses compartidos por los pueblos.
Al desarrollo y afianzamiento de la Celac aludió como tarea de todos, cuyo éxito deben construir juntos cada día, y habló del diálogo, la transparencia, el respeto a la diversidad, el liderazgo creativo, la pasión, energía y, también, la prudencia, la visión de futuro y la construcción de consensos que den paso a resultados, como pilares de la gestión de Costa Rica al frente del bloque.
Bienvenido, pues, otro año de trabajo, con la certeza de que vamos bien.
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