La nueva promoción es la primera oferta de este tipo en el marco de un proceso que, según las autoridades, permitirá empoderar más a la población con las nuevas tecnologías. Su anuncio llega luego de que la víspera comenzara en La Habana el Primer Taller Nacional de Informatización y Ciberseguridad, en cuya sesión plenaria inaugural el viceministro de Comunicaciones, Wilfredo González, significó la necesidad de implementar políticas de precios que hagan accesible los servicios de conectividad, aunque como reconoció, la calidad de la conexión es uno de los temas aún por resolver.
Con ello, al decir de González, se pretende brindar un acceso democrático a la red de redes entre la población cubana.
La promoción recuerda que la cuenta Nauta permanente es recargable y su validez o ciclo de vida depende del monto de la recarga, así como la disponibilidad de 2.00, 5.00 y 10. 00 CUC que se utilizan para recargar las cuentas de Nauta en las salas de navegación a través del Portal de usuario. Los cupones están disponibles en las unidades de la red comercial de ETECSA donde existen las salas de navegación.
En términos prácticos, la medida consiste en que ahora se podrá comprar tarjetas que permitirán navegar por dos horas y 16 minutos por un valor de 5 CUC, cuando antes cada hora costaba 4,50.
Sin embargo, a criterio de varias de las personas consultadas por Fanal Cubano en la fila que aguardaba para acceder a la sala de navegación ubicada en la primera cuadra del Bulevar de Cienfuegos, la principal arteria comercial de esta ciudad al centro sur de la isla, el precio aún es alto, amén de que todos concordaron en que lo ideal sería poder disponer del servicio a domicilio.
La proximidad de nuestra Redacción a esta, una de las 155 cibersalas que ETECSA abrió en 2013 para la navegación pública (según anuncio publicado el pasado mes se prevé la apertura de otras 136 en todo el país), me permite asegurar que, a pesar de los altos precios, el servicio tiene buena demanda.
Cuando hace ya varios años se abrió a los ciudadanos esta aún costosa posibilidad de acceso a la Red, el acceso a una hora de conexión a Internet llegó a costar entre 8 y 10 dólares en los hoteles cubanos, únicos lugares en los cuales, hasta entonces, se ofrecía el servicio a personas naturales.
El anuncio este jueves de la medida ha generado no pocas expectativas, como mismo muchas personas coinciden en vincularla como parte del proceso en marcha tras el anuncio de los gobiernos de Cuba y Estados Unidos de avanzar en la normalización de relaciones diplomáticas.
Ello tal vez tenga que ver con la caja de resonancia creada en torno a los pronunciamientos del presidente Barack Obama sobre la eliminación de varias regulaciones que impedían a las empresas estadounidenses exportar teléfonos inteligentes, software de Internet y otros equipos de telecomunicaciones, cuya primera manifestación concreta se produjo justamente ayer, tras el anuncio del gigante Apple de disponer, aunque sin especificar sobre cuáles, el levantamiento de la prohibición de exportación a Cuba de algunos de sus productos y parte de su software.
Sin embargo, es útil y recomendable volver sobre algunas consideraciones puntuales para dejar claro este asunto.
Para ello recurro al analista Atilio Borón, quien en reciente artículo titulado ¿Quién bloquea a quien? Cuba y la Internet, recuerda en primer lugar la imposibilidad de ignorar que "a causa del bloqueo Cuba ingresó parcial y tardíamente al ciberespacio, y cuando se produjo la vertiginosa expansión de la banda ancha y de la Internet la Casa Blanca presionó brutalmente a quienes le ofrecían esos servicios a la isla para que los interrumpieran de inmediato, orden que por supuesto no pudo ser desobedecida por los pequeños países de la cuenca del Caribe. Por eso, hasta la llegada del cable submarino procedente de Venezuela, hace poco más de un año, la conexión de Internet en Cuba se hacía exclusivamente por satélite. Ahora existe ese enlace físico, pero desgraciadamente el grueso del creciente tráfico cubano todavía debe transitar a través de lentos y muy costosos enlaces satelitales, y con un ancho de banda absolutamente insuficiente. Problemas que no se deben a una decisión de La Habana sino a la obcecación de Washington".
En segundo término Borón refresca que "No fue Cuba quien ante el advenimiento de la revolución de las comunicaciones decidió hacerse un harakiri informático sino que fue el imperio quien, consciente de la importancia de esas nuevas tecnologías, extendió los alcances de su criminal bloqueo para incluir también a la Internet".
Digan lo que digan ahora, vuelvo la mirada a un editorial aparecido apenas cinco días antes de la comparecencia casi simultánea de los Presidentes de Cuba y los Estados Unidos anunciando la decisión de iniciar un proceso gradual para el restablecimiento de las relaciones. Sobre los criterios que en el tema fijara el líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, decía Granma bajo el rótulo La informatización de la sociedad, una prioridad para Cuba: "La decisión está tomada no solo para beber de esa inmensa fuente de conocimientos que es la “autopista de la información”, sino para poner en ella lo mejor de nuestra cultura, educación, conocimiento y humanismo, que son el núcleo fundacional de la Revolución cubana y del pensamiento de sus líderes.
"La informatización, que se ejecuta desde hace varios años, demuestra la voluntad política del país por acercar cada vez más las nuevas tecnologías a la población, lo que está refrendado en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, que rigen las transformaciones en curso, y parten de que no es posible una sociedad próspera y sostenible sin subordinar a tales objetivos las herramientas que garanticen el acceso al conocimiento, la eficiencia, la productividad y la excelencia".
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