Esta mañana he abierto los ojos a un nuevo día. Quiere decir, Dios mediante, que el dichoso "satélite asesino" no se desplomó sobre mi techo. Soy un tipo dichoso. Quién lo duda. La posibilidad de resultar descalabrado era de una entre 3 200, aunque nadie sabe cuándo le toca, y mucho menos cómo...
Pero caramba, tales disquisiciones me suenan individualistas. Me faltó no más cantar aquello del salsero Oscar D' León... Defiéndete tú / y déjame a mi / que yo me defiendo como pueda...
¿Qué pasó por fin con el famoso Satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS, sigla de su designación en inglés).
Antes de proponerles ver imágenes animadas de la entrada del artefacto a la atmósfera terrestre, les adelanto que para finales de octubre otro cachivache orbital mantendrá a la humanidad en vilo. Para entonces el rango promedio de recibir un "regalo" metálico del cielo será de uno entre 2 000 (mucho mayor que ahora), y las agencias volverán a hacer su agosto (al mediodía Google contabilizaba 2 201 reportes sobre el tema) con sus cábalas y predicciones apocalípticas.
Nada, que al paso que vamos, si sigue aumentando la frecuencia de precipitación hacia la tierra de toda la basura que algunos han puesto a orbitar, pronto estaremos como Pollito Pito el del cuento repitiendo cual disco rayado: ¡el cielo se va a caer y el Rey lo debe saber!
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