Gross y su esposa Judy. |
Un cable de la agencia española EFE que hoy reporta declaraciones de la esposa del subcontratista Alan Gross, encarcelado en Cuba por haber introducido ilegalmente en la Isla equipos de comunicación satelital de última generación dirigidos a armar redes al servicio de la ciberdisidencia, resulta ambiguo o al menos deja traslucir puntos discordantes sin hacer las acotaciones precisas o alertar al lector.
Señala el cable que Judy Gross instó al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a que “dé el primer paso” para negociar su pronta liberación en la isla. Sin embargo, luego acota, tras agradecer esfuerzos infructuosos de mediación de parte del expresidente Jimmy Carter y el exgobernador de Nuevo México, Bill Richardson, que “se necesitan dos para bailar el tango” y las autoridades cubanas “no han sido claras en lo que quieren”.
De veras no entiendo a qué se refiere con tal alusión, pues si algo han dejado claro las autoridades de la Isla en el llevado y traído asunto de la posibilidad de un canje entre Alan P. Gross y los cinco luchadores antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos, es la postura de Cuba sobre el tema y cómo se comportó el segundo de los mediadores cuando a título personal se personó en La Habana.
Si la esposa del agente USAID dice, y cito textual, que "...me encantaría que el presidente Obama levante el teléfono, o envíe un correo electrónico, e intente dar el primer paso y diga sentémonos a negociar”, es porque conoce de sobra qué puede ofrecer la actual administración para lograr la liberación de su esposo.
Alan Phillips Gross fue sentenciado en marzo a 15 años de cárcel (la petición fiscal era de 20) por crímenes contra la Seguridad del Estado. Fue arrestado en Cuba en diciembre de 2009 tras ser sorprendido cuando introducía en la isla equipo de telecomunicaciones satelitales en forma ilegal, cuyo destino era dar respaldo logístico a los grupos contrarrevolucionarios financiados desde Estados Unidos para subvertir el orden.
Después de que en agosto el Tribunal Supremo de Cuba confirmó la sentencia de Gross, los esfuerzos mediáticos en EEUU se dirigieron a lograr su liberación por “razones humanitarias”.
“Alan estaba trabajando para el Gobierno de EEUU cuando viajó a Cuba. Arriesgó su vida y pasó cinco semanas en el suroeste de Virginia haciendo campaña por Obama” en 2008. “Él dejó su trabajo durante cinco semanas, durmió en casas ajenas…". Y luego aventura que la tibia respuesta de Obama se deba “posiblemente a las elecciones venideras” en 2012. Florida, un estado clave en esos comicios, es muy sensible al tema de Cuba.
Judy se manifestó “decepcionada” por la falta de ayuda de DAI y de USAID, y señaló que la agencia nunca le advirtió a Alan de los riesgos que podía afrontar en Cuba.
Llegado este punto es conveniente refrescar que durante el juicio Gross reconocio haber sido utilizado y engañado por la DAI, empresa contratista de la agencia gubernamental norteamericana USAID, subordinada al Departamento de Estado que se encarga de programas de desestabilización política contra gobiernos que no son del agrado de la Casa Blanca en América Latina y muchas otras partes del mundo. Al ejercer sus derechos, Gross acusó a la DAI de “haberlo puesto en peligro y de conducirlo a su situacion actual y arruinar la vida y la economía de su familia”.
Sobre la imputación de falta de claridad sobre los propósitos cubanos, recuerdo que en declaraciones recientes, y reiteradas más de una vez, el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, fue enfático y habló con las palabras exactas, sin regodeos. En fecha reciente dijo: "Creo que no se deben esperar gestos unilaterales, pero espíritu humanitario y buena voluntad deberían existir en ambas costas del Estrecho”.
Ya en octubre había respondido: (el gobierno estadounidense) “debería buscarse una buena poltrona y sentarse a esperar” si tiene la expectativa de una liberación por razones humanitarias (...) No sería razonable esperar un gesto unilateral”, palabras que declaró a la prensa en México antes de criticar con dureza el amateurismo diplomático ensayado por el exgobernador de Nuevo México, Bill Richardson, quien sugirió un intercambio de Gross por René González, uno de los cinco cubanos que fueron condenados en 2001 por infiltrar filas de organizaciones mafiosas de Miami.
“Richardson más bien ha enredado todas las cosas, porque no puedo creer que alguien en serio pudiera pensar que podía haber una negociación entre René González, que estaba (…) a unos días de cumplir su condena (…), y un señor que está comenzando a cumplir su condena”, dijo Alarcón. “Es realmente mezclar manzanas con peras”.
Judy Gross reconoció que las autoridades cubanas le permiten Alan recibir correo de amigos y familiares y medicinas recetadas por su doctor en EEUU, y que personal del Departamento de Estado lo visita regularmente cada mes.
Hace unos días, Gross comentó al rabino David Shneyer, quién viajó desde Washington para visitarlo en La Habana, que tras haberse producido un intercambio en el que liberaron al soldado israelí Gilad Shalit a cambio de más de 1.000 palestinos encarcelados bien podría procederse ahora de la misma manera con él, y canjearlo por los cinco luchadores antiterroristas cubanos -a René González, que ya extinguió su condena en octubre, lo retienen en territorio estadounidense cumpliendo tres años de libertad supervisada- presos injustamente desde 1998 en EEUU.
A mediados de octubre, durante un evento celebrado en la nororiental provincia de Holguín, el Dr. Néstor García Iturbe, especialista en Relaciones Internacionales de Cuba, opinó además que en cualquier negociación de canje que se haga entre Alan Gross y los cuatro héroes cubanos que aún quedan presos en los EEUU, debía ser incluida Ana Belén Montes, encarcelada en régimen de total aislamiento desde hace más de diez años por haber realizado labor de agentura a favor de la Isla.
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