Edmundo García
Ayer lunes 14 de enero entró en vigor la actualización de la política migratoria cubana y un oyente de La Tarde se Mueve dijo acertadamente que era como si le hubieran quitado el piso a los críticos de la revolución en Miami. No sabían dónde pararse, estaban como perdidos en los comentarios que hacían en la radio, la televisión y los medios tradicionales de prensa. Al terminar mi programa, a eso de las 6 y algo de la tarde, escuché en otro que hace el flotillero Ramón Saúl Sánchez en la emisora La Poderosa que el abogado de inmigración cubanoamericano Willy Allen le decía “Yo creo que esas medidas van a cambiar muy poco la situación adentro”, y el otro le aclaraba, “Pero dice el opositor Guillermo Fariñas que le han dicho que puede viajar a donde él quiera y regresar”, y Willy Allen le contesta: “Ah, yo no sabía.
Mira Ramón Saúl es que ya quedan muy pocos exiliados, desde hace unos 20 años los que llegan a Miami son inmigrantes en su inmensa mayoría”.
Exactamente eso es lo que estamos diciendo cada día en La Tarde se Mueve, esa es una de las bases de la actualización migratoria cubana: hay un cambio en la composición de la emigración cubana particularmente en Estados Unidos que la hace económica antes que política y es una realidad que hay que tomar en cuenta. Así que coincide con nosotros Willy Allen, que es el cerebro de un proyecto en Miami que se conoce como “Represión ID” y está dedicado a perseguir a emigrantes cubanos que supuestamente han participado en crímenes contra los derechos humanos en Cuba. Así es el desconcierto que las medidas cubanas han causado en la derecha cubanoamericana de Miami, han perdido definitivamente la orientación. Tan desorientados están que en un artículo publicado recientemente en El Nuevo Herald por Alfonso Chardy se reporta una reunión sobre la reforma migratoria en Estados Unidos que tuvo lugar en las oficinas del Congresista Mario Diaz-Balart en Doral donde también estuvo la Congresista Ileana Ros-Lehtinen. Los cubanos no eran el objetivo central del encuentro pero salió el tema de la actualización migratoria de Cuba y después que ambos amenazaron con la posibilidad de cambiar o eliminar la ley de Ajuste Cubano, Diaz-Balart se hizo el bobo diciendo que esas eran propuestas que hacían otros congresistas, otros colegas; mientras Ileana juraba y prometía más tarde que ella no tenía intenciones ni planes para eliminar o cambiar el Ajuste Cubano. Así de desconcertados están; lo mismo se dicen que se desdicen.
Desde Miami y otros lugares del mundo algunos han negado que estas medidas traigan algo totalmente nuevo. Ya que entre los escépticos hay personas honestas que nada tienen que ver con los reaccionarios de siempre, les quiero decir que en cierto sentido es explicable que algunos no noten un vuelco en la situación migratoria cubana y es porque estos cambios ya venían produciéndose de algún modo, gradual pero convincentemente. Como se dijo desde el principio esto es una “actualización” y no una negación, culpa o arrepentimiento en la orientación de la política migratoria cubana. En una conferencia de prensa ofrecida el 24 de octubre del 2012 el mismo Secretario del Consejo de Estado Homero Acosta informó que según datos oficiales entre el año 2000 y el 31 de agosto del 2012 fueron otorgados el 99.4% de los permisos de salida solicitados por cubanos. Solo fue denegado el 0.6% por razones que se estimaron fundadas. En ese mismo período de tiempo viajaron al exterior por asuntos particulares 941 mil 953 personas, de las cuales no regresaron 120 mil 275, lo que representa un 12.8%. Del total de viajeros 156 mil 068 eran graduados universitarios y de ellos no regresó el 10.9%. Según dijo Homero Acosta “Estas cifras confirman que la gran mayoría de los cubanos que viajan al exterior regresan al país”.
Es decir que es cierto, no hay ni puede haber un cambio brusco en la política migratoria cubana porque no es real la imagen de Cuba como cárcel o gulag tropical del que no se puede salir ni entrar, como ha querido difundir históricamente una prensa manipuladora al servicio de intereses foráneos. Como muestran los datos, los cubanos que realmente han querido viajar lo han estado haciendo regularmente sin muchas más limitaciones que las que pueden tener en cualquier otro país. Esto lo confirma que ayer lunes 14 de enero, al entrar en vigor las nuevas medidas migratorias anunciadas por la Gaceta Oficial de Cuba el 16 de octubre de 2012, en ninguna de las 195 oficinas del Carnet de Identidad, Emigración y Extranjería se haya formado ninguna aglomeración ni alharaca como quiso hacer ver la desinformadora bloguera Yoani Sánchez. Esta llamada reportera del periódico español El País madrugó en una oficina en el Municipio Plaza de la Revolución en La Habana y pudo hacer los trámites para viajar normalmente. Como ella misma dijo solo tendrá que esperar 15 días para recoger su nuevo pasaporte; sin olvidar que para Yoani no sería la primera vez que viaja al extranjero. Lo que sí fue mentira, como demostró con fotos el periodista Manuel Lagarde en su blog Cambios en Cuba, es que a esa hora de la mañana existiera una cola de más de 70 personas con niños aglomerados alrededor de sus padres desesperados por lograr papeles para irse de Cuba. Manuel Lagarde también publicó fotos de agencias de viajes y turoperadoras funcionando normalmente en La Habana, cosa que confirmaron también medios como BBC MUNDO que informaron que no hubo tal algarabía de cubanos en las oficinas tratando de irse del país.
La actualización de la política migratoria cubana no es algo improvisado, es una política bien pensada y que llega en el momento preciso en razón de lo que ya había señalado el Presidente cubano Raúl Castro en intervenciones ante la Asamblea Nacional, el VI Congreso del Partido del 2011 y la Conferencia Nacional del Partido del 2012. Como también dijo el Secretario del Consejo de Estado Homero Acosta, con estas medidas “Cuba no busca un certificado de buena conducta” ante nadie. A partir de criterios de una amplia comisión de especialistas y autoridades dirigida por el General Abelardo Colomé Ibarra se redactó un informe posteriormente estudiado por el gobierno cubano donde se exponía la confluencia de una serie de factores que hacían factible una actualización en esta materia, entre ellos la existencia de un cambio en la naturaleza de la emigración cubana.
Como declaró el Coronel Lamberto Fraga, Segundo Jefe de la Dirección de Inmigración y Extranjería, todo estaba listo en política y administración al momento de ponerse a funcionar las medidas migratorias ayer 14 de enero. Pero que Cuba aumente las facilidades para entrar y salir no significa que deje su territorio nacional a merced de sus enemigos. Hay dos principios que nunca se van a olvidar: El derecho de la revolución a defenderse y el derecho a salvaguardar el capital humano creado. ¿Cómo va a jugar esto con los permisos de salida y entrada de profesionales de sectores tan sensibles como los de la salud y el deporte? Es una pregunta que muchos se hacen y que seguro tendrá respuesta en la práctica. Por el momento las autoridades migratorias cubanas han dejado establecido que no podrán viajar, por causas que son normas a nivel internacional, personas pendientes de procesos penales, personas que tengan sanciones penales vigentes, personas que hacen el Servicio Militar (Ley 75 del Servicio Militar) y otras que tengan que ver con cuestiones de interés específico. Algunas personas no siempre con buena intención preguntan si podrán viajar los llamados disidentes y opositores. La respuesta está dada. Si no tienen causas pendientes con la justicia, si no están en edad de servicio militar, etc., entonces podrán viajar, de lo contrario no. Esa es la ley y no hay por qué hacer excepciones ni particularizaciones en ella; así que de nada valen campañas ni shows mediáticos porque Cuba no se va a dejar presionar.
Inmediatamente anunciada la reforma migratoria, el mismo octubre de 2012, tanto Victoria Nuland como William Ostick, voceros del Departamento de Estado, reaccionaron con aparente indiferencia para no reconocer que el gobierno cubano había tomado la iniciativa y contradictoriamente ellos, que habían posado como campeones de la libertad de viajar, sugirieron presiones a terceros países para que no les otorgaran visas a los cubanos bajo pretexto de que podrían utilizarlos como trampolín para entrar ilegalmente a los Estados Unidos y acogerse a la llamada ley de Ajuste Cubano. Hoy es una verdad indiscutible que Estados Unidos restringe más la entrada y salida de su territorio que Cuba. Desde entonces los muñecos de la prensa de Miami no han hecho otra cosa que repetir los argumentos de los tramoyistas de Washington. A diferencia de la portavoz Victoria Nuland, quien recientemente declarara que aunque Estados Unidos no va a cambiar su política la reforma migratoria cubana le parece positiva y consistente con la Declaración Universal de Derechos Humanos y el principio de la unidad familiar, la extrema derecha miamense encabezada por la congresista Ileana Ros-Lehtinen se ha dedicado en medios locales a amenazar con la derogación de la llamada ley de Ajuste Cubano como un tipo de sanción contra los cubanos. A cubanólogos como Jaime Suchlicki la iniciativa cubana parece que le ha descompuesto el coco y lo mismo dice que habrá un “Mariel lento” que una Camarioca de millones; Janisset Rivero del llamado Directorio Democrático predijo colas kilométricas en embajadas en La Habana y Ninoska Pérez Castellón como no tenía mucho que decir prefirió preguntarle a sus oyentes, algunos de los cuales la sacaron de sus casillas al celebrar la actualización migratoria cubana. Como dijo mi amigo y periodista Iroel Sánchez Cuba estaba lista para la actualización migratoria, quien no parecer estar lista es esa parte de Miami que aunque ya dejó de ganar, parece que todavía no ha aprendido a perder.
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