Los billetes de Sierra Leona nos enseñan a conocer a Sengbe Pieh. |
Dr. Felipe Delgado Bustillo
A las pocas semanas de haber llegado a Sierra Leona como miembro de la Brigada Médica Cubana “Henry Reeve” -desplegada junto a otras en Liberia y Guinea Conakry para combatir la enfermedad viral de Ébola-, recibimos el primer estipendio para alimentación y hospedaje. Poco después presté atención al diseño, dibujos, colores e imágenes de personalidades de esta nación africana que los billetes, que dan curso legal al dinero en el país, los Leones, muestran a todos.
Ya establecido en mi destino final, el distrito de Port Loko, me llamó la atención el de 5000 Leones, pues su anverso muestra la imagen frontal, de la cabeza y parte del torso semidesnudo, de un hombre negro de rasgos armoniosos.
El cuello poderoso, los hombros sólidos. El rostro impresiona apacible, sereno; los ojos, ligeramente inclinados a la derecha, hacia el hombro desnudo, miran a la distancia, quizás al futuro. La impresión que uno percibe es de paz y sosiego, no hay beligerancia. Debajo de la imagen, hacia el lado izquierdo, un pequeño grabado que identifica al personaje: Sengbe Pieh, 1813-1879.
¿Quién fue Sengbe Pieh?
Una vez más el señor Wilson, un anciano patriarca que tiene una pequeña venduta en el área semirural donde está asentado nuestro alojamiento, me dio la primera señal. Ya él había dado muestras de tener un buen saber cuando me contó del río Bankasoka, “El río del diablo”. Enseguida contestó la pregunta: Sengbe Pieh fue esclavo, vendido en América, pero pudo escapar y regresó a Sierra Leona. Interesante historia me dije. Acordamos que en pocos días me tendría un libro que contaba ese pasaje.
Me allegó un libro escolar de instrucción básica de nivel primario, con el atributo de su uso por los niños en la biblioteca de su escuela: manoseado. La información que brinda sobre nuestro personaje histórico es elemental, así que otra gestión, esta vez en el Departamento Distrital de Educación en Port Loko, me permitió -gracias a la cortesía de su director-, obtener el texto Educación Cívica para estudiantes de nivel preuniversitario y universitario. Aquí la información es más completa. Ya tenía dos fuentes oficiales de consulta; no obstante deseaba ampliarlas por lo que fue obligado recurrir a las tecnologías de la información y la comunicación en esta cada vez más moderna época: hurgué en Wikipedia y Google, que ofrecen información abundante y prolija.
Ya con todos los elementos, que me permitieron entender mejor los hechos ocurridos justamente hace 176 años, hacer precisiones, cotejar eventos y apreciar la participación de los diferentes personajes en los mismos, pude hacer un resumen de la historia por medio de este relato que presento a los amigos lectores.
La odisea de Sengbe Pieh es apasionante y nos lleva a la admiración este acontecimiento de lucha por la libertad y la emancipación de la esclavitud. En la misma hay un ciclo cerrado de 3 eslabones : Sierra Leona-Cuba-Estados Unidos-Sierra Leona.
Nació en la parte sureste de Sierra Leona, emporio -lo es actualmente- de la etnia Mende. La fecha exacta no está precisada, pero se estima fue a principios de 1813. Campesino, dedicado al cultivo del arroz, era casado y tenía tres hijos. Capturado por nativos junto a otros compatriotas en 1839, posiblemente a inicios de la primavera, estos lo venden a tratantes de esclavos portugueses, que ejecutan el traslado, en viaje trasatlántico en el barco negrero Tocara, hasta Cuba en el Nuevo Mundo. Ese de Cristóbal Colón y Américo Vespucio que ya cargaba con la ignominia de la esclavitud por muchos siglos. El próximo destino fue el mercado de esclavos de La Habana, donde los esperaba, como mera mercancía, la subasta pública.
El comprador intermedio, no llegó a haber uno definitivo, el tratante de esclavos español José Ruiz, los embarca juntos a él y Pedro Montez (no se dice quién es pero indudablemente compinche del primero en el lucrativo negocio) en la goleta La Amistad rumbo a Puerto Príncipe (Camagüey) para ser vendidos de nuevo a los hacendados azucareros de esa región cubana.
Lo venden sus compatriotas, lo venden los portugueses y lo venden los españoles. Felizmente, por la acción de Sengbe Pieh, un hacendado azucarero, posiblemente criollo, no los compró.
La goleta La Amistad viaja hacia el destino ya dicho, sin poder precisar si la ruta de cabotaje se realizó por la costa norte o sur de nuestro archipiélago, sin saber tampoco si con el propósito de descargar la macabra carga en Nuevitas o en Santa Cruz del Sur, pero lo que sí se sabe es que en las aguas cubanas, cerca de la tierra de nuestro país, Sengbe Pieh inició, al tercer día de travesía, la revuelta (los historiadores la sitúan el día 30 de junio de 1839). Ha logrado quitarse las cadenas y libera a sus compatriotas. Encuentran entre la carga “cuchillos de cortar cana”. Es el machete, herramienta campesina, que será arma imprescindible, y símbolo irredento, en las luchas de liberación contra el coloniaje español y la esclavitud. Dan muerte al capitán de la nave y a su ayudante, y dejan vivo a Ruiz y Montez, pidiéndoles que conduzca el barco hasta Sierra Leona.
Esta historia se me fue haciendo fascinante pues en la misma las palabras Cuba, La Habana, Camagüey/Puerto Príncipe, machete, apellidos españoles, y hacendados cubanos, se mezclaban con las de Sierra Leona y Estados Unidos. Al cabo de muchos años, en su país natal, estamos sierraleoneses, estadounidenses y cubanos -impulsados nosotros por una filosofía y política del Estado de ayudar a otros pueblos- , combatiendo juntos la epidemia más terrible del siglo XXI: la enfermedad viral de Ébola.
Luego las versiones de cómo llegaron a Estados Unidos son contradictorias. Una dice que Ruiz los engañó y otra que una tormenta arrastró la nave hacia el norte, pero en lo que todos son coincidentes es que un buque de la armada de esa nación, el guardacostas Washington, los capturó frente a las costas de Long Island en Nueva York. Fueron acusados de asesinato y piratería y llevados a New Haven en Connecticut. Ahí tuvieron lugar los juicios de circuito y distrito, que fallaron a favor de Sengbe Pieh y sus compañeros. La fiscalía se opuso por lo que el caso se llevó al Tribunal Supremo de los Estados Unido, que dictó finalmente sentencia a favor de ellos (hubo gran interés del presidente de turno, Martin Van Buren, para no concederles la libertad, pues en plena campaña electoral los esclavistas del Sur lo presionaban para que actuara a su favor).
El Comité Amistad, conformado por grupos abolicionistas y religiosos, apoyado por notables abogados, y en el último esfuerzo por el expresidente John Quincy Adams, ganó ese contencioso. La defensa probó que Sengbe Pieh y los suyos no eran nacidos en Cuba y sí en Sierra Leona y al amparo de los tratados internacionales vigentes, que prohibían la trata, el juez dio su veredicto.
En Estados Unidos le dieron a nuestro héroe sierraleonés el nombre de Joseph Cinqué, pero prefiero siempre referirme a él como Sengbe Pieh, el nombre que le dieron sus ancestros africanos. Se hizo famoso y se convirtió en estandarte de la lucha contra la esclavitud en esa nación, donde hoy sigue siendo recordado por su coraje contra esa vergüenza de la humanidad. Junto con sus compañeros y un grupo de misioneros regresó en 1842 a Sierra Leona donde es considerado uno de sus más famosos ciudadanos que haya vivido en cualquier tiempo. Murió a los 66 años.
Imposible contarlo todo, pero recomiendo a los lectores de esta historia, que he vivido de cerca más de siglo y medio después, que vean la película “Amistad” de Steven Spielberg. En la misma la lírica cinematográfica de ese genio del Séptimo Arte, nos lleva, por más de dos horas, entre la realidad y la ficción, a vivir parte de aquellos trágicos momentos.
Visto este episodio de la esclavitud, que se inició en la tierra de este héroe y paradigma africano, no puedo sustraerme a dejar de recordar la Puerta del no Regreso, en el Castillo de Elmina en Ghana, pues el que la traspasaba no retornaba a sus raíces. Sengbe Pieh pudo regresar, pero cientos, miles y millones, no. Y esto que voy a decir a continuación es humanidad: Una vez más por ellos hemos venido a África, en una nueva misión, colaboradores de la Brigada Médica Cubana que lleva el nombre de Henry Reeve, joven estadounidense que murió combatiendo por la independencia de Cuba en el siglo XIX, para mantener vivo el pensamiento consecuente de Fidel, que es un humanista, y lo cito: “Ser internacionalistas es saldar nuestra propia deuda con la humanidad”. Se repite esta última palabra en la narrativa final, pero es que esta historia es sobre eso.
Port Loko, Sierra Leona
7 de marzo de 2015
Revisión final 13 de marzo de 2015.
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