Hace poco más de una semana Fanal Cubano publicó un artículo del analista George Farah intitulado El control secreto de los debates presidenciales en EEUU, material que certifica el declarado carácter de show mediático que encierra cada publicitado cara a cara entre potenciales candidatos a la silla ejecutiva en la Casa Blanca.
Como anzuelo para incautos, en la portada del diario The Washington Post se publicita un próximo debate republicano para el martes 11 de octubre. El spot "convida" a los lectores e incita a "participar" inquiriendo ¿Qué te gustaría preguntar a los candidatos? con una exhortación a unirse a la conversación a través de Twitter mediante el hastag #econdebate.
Tengo mis dudas. De persistir la avalancha que cual alud de nieve crece por horas liderada por el movimiento Occupy Wall Street, los organizadores del debate deben andar preocupados del modo que buscarán para resistir los embates de miles de preguntas incómodas a través de la red social.
La otra es: ¿responderán con sinceridad a los reclamos de los miles y miles sumados a las marchas no ya sólo en Wall Street?
Creo con sinceridad que los resultados (si antes no optan por postergarlo para fechas más "apropiadas") le darán una vez más la razón a Farah sobre su investigación y quiénes son en realidad los encargados de manipular estos shows televisados de costa a costa.
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