Agente encubierto tras fachada de contratista urge al presidente de EEUU a que negocie con Cuba
Alan Gross, condenado en Cuba a quince años de prisión por cumplir tareas del gobierno norteamericano en su estrategia de “cambio de régimen” hacia la Isla, ha pedido a Estados Unidos que firme un pacto de no beligerancia con La Habana.
La cadena de noticias NBC publica que Gross le dijo eso a Peter Kornbluh, del National Security Archives (NSA), quien se reunió por cuatro horas con él el pasado miércoles. “Me dijo que la primera reunión debería dar lugar a la firma de un pacto de no beligerancia entre Estados Unidos y Cuba”, informó Kornbluh.
Según Kornbluh, Gross está tratando de presionar a la administración Obama, pues reconoce que su libertad va a depender de que su gobierno negocie de buena fe con los cubanos.
“Él está enojado, se siente frustrado, él está abatido, y él quiere que su propio gobierno de los pasos para negociar”, dijo Kornbluh. En coincidencia con lo que ha planteado reiteradamente el gobierno cubano, Gross dijo que “Estados Unidos y Cuba tienen que sentarse y tener un diálogo sin condiciones previas”.
Alan Gross ha impuesto una demanda por 60 millones de dólares contra el gobierno estadounidense y la agencia que lo envió a Cuba. Cuando Kornbluh le preguntó a Gross qué sería necesario para que abandonara su demanda contra Washington, respondió: “Quiero ver a mi esposa y a mi madre”. Peter Kornbluh afirmó que Gross está muy molesto por no poder estar en su casa junto a miembros de su familia que están enfermos, especialmente a su madre de 90 años, quien vive en Texas y padece de un cáncer inoperable. ”Su mensaje a Barack Obama fue: Estoy entusiasmado y listo para ir ¿Dónde está usted en este momento?”.
Una petición de ciudadanos a la Casa Blanca fue publicada este viernes en internet, pidiendo “intercambios de prisioneros con Cuba, admitir una conducta equivocada, y considerar el levantamiento del embargo como incentivos para que este hombre regrese a casa”. La esposa de Gross dijo en una conferencia de prensa en Washington la semana pasada que él “se siente como un soldado en el campo de batalla al que se deja morir”.
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