El giro histórico de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba sumado a una eventual flexibilización del bloqueo económico que aún persiste, podría suponer para la isla una oportunidad sustancial en el afianzamiento como uno de los grandes competidores del mercado turístico caribeño, en el que las grandes hoteleras españolas gozan de una posición privilegiada.
A pesar de que Cuba se incorporó con decisión a la oferta turística del Caribe a partir de los años 90, en la carrera por el mercado llegó más tarde que sus vecinos mexicanos, dominicanos o los puertorriqueños.
No obstante, Cuba se ha convertido en uno de los destinos más demandados del Caribe y su sector turístico en el principal negocio para las empresas españolas en la isla, concentrando el 75 % de las inversiones españolas en el país, según los datos facilitados por la entidad consultora ICEX España Exportación e Inversiones.
Cuba tiene un enorme potencial que se espera comience a aprovechar en la medida en que el bloqueo económico de Estados Unidos (EEUU) se flexibilice y empiecen a llegar más inversiones extranjeras a la isla.
La Mayor de las Antillas es un destino apetitoso para las firmas hoteleras españolas. La pionera fue Meliá, que lo hizo hace 25 años y actualmente explota 27 hoteles en territorio cubano, con 13.000 habitaciones que suponen un 15 % de su portafolio.
Cuba es para Meliá el segundo país de habla hispana en volumen de plazas hoteleras y un destino prioritario en el Caribe, en donde tiene varios proyectos en marcha.
En la isla también están presentes Iberostar con 10 hoteles y Barceló con 2, el mismo número que Globalia a través de la cadena Be Live y que podría incorporar un nuevo complejo en Varadero. La oferta de NH se extiende a un hotel, al igual que la de Riu.
Con todo ello no es de extrañar que el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda, vea en este nuevo contexto un "mundo inmenso" de oportunidades comerciales con el primer mercado emisor del mundo y una excelente noticia para el sector turístico español, que aglutina el 50 % de la capacidad total de alojamiento de la isla.
La mayoría de sus turistas vienen de Canadá, Alemania o Inglaterra. También de Venezuela, México y España. Ubicada a menos de 90 kilómetros de la costa estadounidense, se espera que el turismo estadounidense en Cuba crezca de forma exponencial en los próximos años.
Una nueva afluencia americana permitirá desestacionalizar el turismo en la isla y mejorar los retornos de las inversiones, señala Zoreda.
El nuevo terreno diplomático facilita la llegada y la expansión de grandes competidores estadounidenses como las cadenas hoteleras Marriott o Hilton y la entrada de turopeadores norteamericanos.
Cuba cuenta con 60.500 habitaciones hoteleras y para 2020 prevé llegar a 85.000.
Con el aumento del flujo turístico se abren también unas expectativas extraordinarias de futuro para el transporte aéreo y para nuevas conexiones aéreas, favoreciendo a aquellas aerolíneas que trabajan en el segmento vacacional y chárter.
La nueva situación puede incluso animar a Iberia a retomar las rutas aéreas, que ya estaba reconsiderando su vuelta a Cuba, donde sí opera actualmente Air Europa con un volumen semanal de unos 4.000 pasajeros. Incluso, podría reconducir hacia Cuba uno de sus vuelos que une actualmente Miami y la República Dominicana.
Este cambio de rumbo abre además un nuevo mercado estratégico para las constructoras españolas. Rehabilitación de viviendas, infraestructuras de transporte, carreteras, autovías, obras ferroviarias, puertos o equipamientos públicos, son algunos de los desafíos a los que se enfrenta la isla, con un bloqueo comercial desde 1961. (EFE)
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