Traducir esta página

English Russian Italiano DeutschPolonia Français Portuguese Chino Japones Arabe Sueco Noruego Corea

domingo, 21 de diciembre de 2014

Cuba-EEUU: Desde Sierra Leona, noticias sobre un combate cooperado (+ Galería en Flickr)

Médicos cubanos y estadounidenses de la ONG Partners in Health junto a sanitarios sierraleoneses, celebraron el anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.
En el resumen de este 2014 a punto de concluir, durante la clausura del IV Período Ordinario de Sesiones de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, uno de los temas abordados por el mandatario cubano, desde la perspectiva del reciente anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas con Washigton, fue el de la cooperación profesional en la lucha contra el ébola en África. Dijo Raúl Castro: "Como señalé días atrás tenemos la disposición a cooperar con Estados Unidos en el ámbito multi y bilateral ante peligros que requieren respuestas humanitarias colectivas y eficaces, que no debieran nunca politizarse (...) Este es el caso del enfrentamiento al Ébola en África Occidental y la prevención en las Américas, tal como proclamó la reciente Cumbre Extraordinaria del ALBA que sostuvimos en La Habana (...) el pasado mes de octubre.
Desde Sierra Leona, donde 165 profesionales cubanos de la Salud comparten con la población de ese azotado país su suerte y los riesgos de un eventual contagio a pesar de las medidas extremas de protección individual, llegó a Fanal Cubano esta colaboración que justamente versa sobre el tema:


Estadounidenses y cubanos, como un haz, combaten el ébola en Port Loko

Dr. Felipe Delgado Bustillo*

Este 17 de diciembre, del que sigue siendo un complejo e interesante año 2014, a las 12:00 pm, en La Habana (5:00 pm en Sierra Leona), tendría lugar un acontecimiento trascendental: el Presidente Raúl Castro Ruz haría una intervención en la televisión y radio cubanas relacionada con el tema de las relaciones con Estados Unidos de América. Hasta aquí, hasta esta nación del África occidental azotada por una letal epidemia de ébola, Cubadebate y Granma nos habían hecho llegar la noticia. Corrió rauda y veloz entre todos los colaboradores, de una puerta a la otra en los lugares de alojamiento, o por teléfonos móviles, todos nos avisábamos. Hasta llamadas de la Patria recibimos. Todos atentos y en expectativa.
Imaginábamos que así sería en toda nuestra Cuba querida, como realmente fue. Algunos ya decían que Alan Gross, quien cumplía sanción por actividades contra el Estado cubano, ya estaba liberado, y que los tres Héroes que hasta entonces habían permanecido encarcelados injustamente en la nación norteña por combatir el terrorismo que nos agredía y atacaba, viajaban a reunirse con su pueblo.
El histórico momento ya es conocido: los mandatarios de Cuba y Estados Unidos de América, a la misma hora, informaban a sus pueblos y al mundo sobre el intercambio de prisioneros y además sobre el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países, contendientes por más de medio siglo.
Oyendo y viendo las transmisiones pensé en mis nuevos colegas estadounidenses aquí. Pero, más que todo, lo que pretendo es presentarles a manera de narración cómo fluyen en el día a día las relaciones de nuestra Brigada Médica, ubicada en el Centro de Tratamiento de Ébola Marfoki New, en la localidad de Port Loko, al noroeste del país, con nuestros colegas estadounidenses. Ellos deberían saber qué estaba ocurriendo y qué repercusión universal tendría el suceso a partir de ese instante.
Marfoki New es un centro que dispone de 106 camas para la atención a los enfermos de la mortal enfermedad. Primero de su tipo en la zona, fue inaugurado el 4 de noviembre por personal nativo, que ante la magnitud del brote resultaba insuficiente, en sus orígenes, para enfrentar esa contingencia. Por ello el pedido del Ministerio de Salud y Sanidad sierraleonés a Cuba, que respondió de manera entusiasta y positiva. Tuve entonces el privilegio de ser destinado a Port Loko y participar, a los pocos días de sus inicios, en la exploración de la institución, junto con dos colegas más, para calificar su seguridad biológica y permitir la presencia del contingente de la Brigada Médica Cubana Henry Reeve destinado este centro. Fue en medio de esos trajines que conocimos que un grupo de norteamericanos de la Unión llegaban para comenzar a trabajar en el centro. Estaban dando sus primeros pasos a nombre de la organización no gubernamental “Partners in Health”, con sede en Estados Unidos, junto a las autoridades sanitarias locales. A ellos nos unimos, a los pocos días de su llegada, los hijos de la Mayor de las Antillas, isla irredenta y respetada por todo el mundo.
Confieso sin rubor que una vez más, a lo largo de la extensa practica acumulada en misiones médicas anteriores, sobre todo en África, sentí un tremendo orgullo de ser cubano, y que un acontecimiento tan extraordinario, que implicaba el que Cuba y los Estados Unidos de América restablecieran relaciones después de un contencioso de más de medio siglo, me tocara vivirlo trabajando junto a buenos representantes del pueblo cuyo gobierno lastimaba al mío. Se palpaba un gran simbolismo.
Tres pilares coinciden en Marfoki para combatir el Ébola, todos trabajadores por la salud y el bienestar de la humanidad: sierraleoneses, estadounidenses y cubanos.
¿Cómo son las relaciones con los “americanos”? ¿Cómo empieza un día de trabajo aquí? A las 8:30 am se inicia la entrega de guardia, aunque aquí siempre se está de guardia. La presentación la hace Dani (Dani Kloepper), una joven y activa enfermera de Denver, Colorado; o Chuck, médico pediatra; a veces Martha y su coordinadora Karin Huster, a quien dicen “Frenchi”, pues es una francesa radicada por años en Seattle, pero que vivió largo tiempo en Barcelona, por eso la fluidez de su español, siempre está presente. Se hace una explicación y presentación de cada enfermo, se indaga por su estado, qué falta por hacer, qué nuevo tratamiento se debe aplicar, qué resultados hay del laboratorio cercano. Se informa que en la sala de graves alguien falleció y un momento de pesar se siembra en el salón por segundos, pero después se reporta que la señora que estaba en el último cubículo  ya se considera curada, sobreviviente, su ultimo análisis de Ébola dió negativo. Hay aplausos y vivas. Es el regocijo por una vida recuperada. Los enfermeros nativos complementan la información; se destacan Martin y Usman, ambos agradables y serviciales.
Larry Turner, médico y psicólogo de Chicago, es un avezado experto en la seguridad biológica: fue él quien nos adiestró en frio antes de entrar a trabajar a las salas. Nos enseñó muchas mañas y trucos para protegernos mejor. Negro sesentón como este narrador, ya volvió de regreso a su país después de un intenso mes de trabajo. Al principio me impresionó distante y frio, pero después exigió, con vehemencia, fotografiarse con nosotros junto a las banderitas cubanas que adornan la entrada de nuestro cuarto de cambio y descanso. Larry preguntó y aprendió con nosotros que brother, usado de manera informal en español, es la manera coloquial de llamarle a alguien hermano. ¡Qué hombre más agradable, simpático y carismático!
También estuvo Mathew, un gigantón de más de 6 pies que calza un 12, y cuando se marchó hace algunos días, dejó sus botas a un criollo “patón” (pero que baila muy bien), el Dr. Alberto Zamora, talentoso joven pediatra convertido ya en especialista de Segundo Grado. En el almacén no había número de calzado para él y el amigo norteño lo sacó del apuro.
En el grupo ya también estamos extrañando a Christian, otro de los que regresó luego de cumplir la parte que le concernía. Habla español y nos decía que no podía dejar de recordar a Trinidad, pues tuvo una estancia turística en nuestra linda isla, como dice él. En su lugar ayer llegó para incorporarse a “Partners in Health”, Rey, neoyorkino, con quien comenté en medio de un diálogo sobre música que “La Voz”, el inefable y desaparecido Frank Sinatra, es muy admirado en nuestro país.
Sería interminable narrar y contar las simpatías mutuas creadas en el ámbito laboral cotidiano. Ellos son muy profesionales y competentes, y reconocen, porque lo expresan sin tapujos y yo lo aprecio, que nosotros también lo somos. “Papito”, un pinareño licenciado en Enfermería pediátrica, logró canalizar la venita de un lactante que ninguno de ellos pudo. Ahora quieren que ese colega siempre esté con Tracy, enfermera de carácter e hiperactiva, pero cordial. Ahí nos vemos la cara todos los días con Emily, Susy, Mark, Mike, Robin y Niki, esta última una chiquilla enfermera que me dijo que su abuelo tiene mi edad, cuando al conocerla le pregunté la suya. Cada vez que nos cruzamos le digo: Hello granddaughter! (¡Hola nieta!)
Perdónenme por esta tan extraña y extensa introducción, aunque no les miento cuando les digo que la dejé a medias, pues hay muchas más anécdotas que contar.
¿Y los cubanos? Pues desde el mismo primer día nuestra gente hizo empatía, sin dificultad alguna con esos buenos seres humanos que conforman los distintos grupos de trabajo. De manera tal que entre el contraste de la palidez de la piel anglosajona y la renegrida africana media la nuestra, mestiza. Como ellos participamos primero en la entrega de guardia, que preside por nuestra parte el Dr. Manuel Seijas González, jefe del grupo médico en Port Loko. Hay que estar muy atentos para captar la información a través del idioma inglés que vuela rápido y que se quiere escapar de nuestros oídos. Tomamos nuestras notas y entendemos cuál es el panorama para ese día de labor. Luego somos asignados a los diferentes dúos de estadounidenses y nacionales, y nos indican a qué hora toca entrar. Nuestro salón, que fue amueblado y equipado por la organización de esos amigos, es confortable; allí hacemos el cambio de ropa y nos colocamos el Equipo de Protección Personal (EPP) para pasar al área de entrada a la Zona Roja, distante pocos metros. Y entre la preparación y la espera para iniciar este diario enfrentamiento cercano con la muerte para salvar vidas, la cubanía -que no el cubaneo- se anida en ese cuarto, en un entorno aislado y selvático, donde palpita el corazón de los hijos de Fidel, que se sienten héroes de una epopeya tremenda del siglo XXI, y porque también sabemos que la revista Times ha declarado a los luchadores contra el Ébola La Persona del Año.
Así que a las 5:30 pm de ese memorable 17 de diciembre, pocos minutos después de que los presidentes hicieran sus declaraciones, salimos un grupo de colaboradores hasta el Centro de Tratamiento a comunicar la grata nueva a los colegas de la nación de Washington y Lincoln: ¡nuestros países establecerían relaciones diplomáticas! La primera con quien nos topamos fue Lyn, enfermera en aquel turno, y al participarle de la trascendental noticia me respondió con una simpatía que ya le conocíamos: ¡Pero si nosotros aquí ya las teníamos restablecidas!
Fue un día tremendo. Inolvidable ya.
Y para terminar, alqo que no quisiera pues son muchas vivencias y emociones tropezando, les cuento que hace un par de años le escribí al destacado periodista y politólogo Salim Lamrani, a raíz de un artículo suyo sobre las relaciones Cuba-Estados Unidos. Le dije y me dio la razón, y me cito: “posiblemente el único país del mundo donde nunca se quemó la bandera estadounidense ha sido en Cuba”. Hoy podemos decir que esa mancha nunca la ha tenido nuestro pueblo pues sabemos respetar y querer a otros, y uno de esos pueblos es el de los Estados Unidos de América.

Port Loko, Comfort Guest House. Miércoles 17 - viernes 19 de diciembre de 2014.

Otros trabajos del autor publicados en Fanal Cubano:

- Héroes y santos cubanos en el Río del Diablo

- Adios Madiba

- Elmina, la primera puerta (+ Fotos y Vídeo)

- Día Mundial de la Malaria: Apuntes cubanos desde Ghana

(*) El autor es médico Epidemiólogo de Cienfuegos, miembro del contingente de 165 profesionales de la Brigada Médica Henry Reeve destacada en Sierra Leona, la nación más azotada por la epiodemia según los reportes de la Organización Mundial de la Salud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog